La estadounidense Carli Lloyd fue la estrella de su seleccionado que se cobró la revancha de la final perdida en 2011.
La selección estadounidense femenina de fútbol conquistó en Vancouver (Canadá) el tercer título mundialista de su historia con una exhibición de fuerza que aniquiló al combinado japonés, un campeón que cayó con estrépito (5-2) ante la soberbia actuación de Carli Lloyd.
Centrocampista reconvertida en segunda delantera, la capitana de la escuadra estadounidense dictó la victoria de su equipo cuando apenas habían transcurrido dieciséis minutos. Ese fue el tiempo que necesitó para erigirse en la indiscutible protagonista de la final con un triplete que redujo a la nada las opciones de un segundo título para las Nadeshiko, triunfadoras cuatro años atrás.
Dispuestas a cobrarse la revancha de la final perdida en 2011, las pupilas de Jill Ellis se encomendaron a la inspiración de Lloyd, artífice del éxito yanqui en los pasados Juegos de Londres cuando, con dos tantos, negó el oro olímpico (2-1) al conjunto nipón.
En dos acciones a balón parado -tras un saque de esquina y una falta lateral- y con un certero golpeo desde la línea divisoria rubricó Carli Lloyd la superioridad de la escuadra norteamericana, que en el minuto 16, gracias también a la contribución de Lauren Holiday, dominaba a las defensoras del título por un humillante 4-0.
El deseo del conjunto dirigido por Ellis de reencontrarse con la corona mundialista 16 años después de su última conquista (1999) se trasladó al marcador, espejo de lo ocurrido hasta entonces sobre el césped artificial del BC Place Stadium de Vancouver.
La esperada reacción de las Nadeshiko se diluyó en el minuto 54, cuando nuevamente la estrategia descubrió sus carencias defensivas.
En un saque de esquina encontró Tobin Heath el quinto gol del cuadro estadounidense, algo dubitativo tras los tantos de Yuki Ogimi (minuto 27) y Julie Johnston (minuto 52) en propia puerta.
La temprana rectificación del técnico Norio Sasaki, que en los minutos 33 y 39 señaló a Azusa Iwashimizu y a Nahomi Kawasumi con la entrada de Homare Sawa y de Yuika Sugasawa, resultó fallida como plan alternativo, incontestable ya la superioridad yanqui.
Al inédito tercer entorchado mundialista sumó el cuadro estadounidense un nuevo récord: la presencia sobre el terreno de juego de Christie Rampone, la más longeva (40 años) de entre todas las participantes de los siete Mundiales femeninos celebrados hasta la fecha.
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