La capital portuguesa registró incidentes menores y la tranquilidad del espectáculo estuvo garantizado por la seguridad policial. Todo un ejemplo.
En el mayor acontecimiento deportivo que jamás recibió, Lisboa superó sin graves incidentes el duro test que supuso la acogida de decenas de miles de hinchas españoles durante el fin de semana de la final de la Champions League que enfrentó al Real Madrid y al Atlético de Madrid.
Unas cuarenta detenciones, la mayoría por pequeños delitos, y un asalto sin graves consecuencias fueron los únicos y pequeños borrones de dos días de fiesta para el fútbol español, en los que vivieron más momentos de concordia que de tensión.
Una treintena de hinchas fueron detenidos el fin de semana, la mayoría el sábado, día de la final. Posesión de artefactos pirotécnicos (6 detenidos), delitos de especulación (6), venta ilegal de billetes (2) o delitos de resistencia y coacción (2) fueron las principales infracciones detectadas por las autoridades locales.
Para la final de la Champions, Portugal desplegó un dispositivo inédito en los últimos años con más deun millar de agentes encargados de velar las cuatro principales vertientes de seguridad: policías de tráfico, unidad de intervención para las hinchadas radicales, investigación delictiva y patrulla.
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