La operación se concentrará en especial en los alrededores del estadio mítico Maracaná.
Una vasta operación de seguridad comenzó a ser desplegada este domingo en Río de Janeiro, en previsión de las protestas anunciadas para la final de la Copa Confederaciones, en la que se enfrentarán las selecciones de Brasil y España.
Según informaron las autoridades, la operación se concentrará en especial en los alrededores del estadio mítico Maracaná, escenario del partido y al que pretenden dirigirse dos marchas de protesta que partirán de barrios aledaños al coliseo, que recibirá a unos 70.000 espectadores, su capacidad máxima.
Los organizadores de la protesta prevén congregar a unas 20.000 personas, convocadas para manifestarse contra el gasto público en el torneo de la FIFA y también en demanda de mejores servicios o más inversiones en salud y educación, focos del malestar expresado en las calles de Brasil durante los últimos veinte días.
Según han informaron las autoridades, durante el día de hoy las calles de Río de Janeiro estarán protegidas por 10.600 policías y 7.400 militares, un contingente que duplica el número de agentes que habitualmente patrullan Río de Janeiro y la vecina Niterói.
Dentro del Maracaná la seguridad también será reforzada con 1.300 guardias privados, que entre otras cosas intentarán evitar que las manifestaciones del malestar social se trasladen al interior del estadio.
El partido comenzará a las 19.00 hora local (22.00 GMT) y las puertas del estadio serán abiertas cuatro horas antes.
Además, seis horas antes de que ruede el balón serán cerradas al tránsito de vehículos una veintena de calles aledañas al estadio, en un perímetro de unos tres kilómetros al que las autoridades pretenden impedir el acceso de las manifestaciones.
La policía de Río de Janeiro informó de que sus operaciones serán fiscalizadas por representantes del Ministerio Público y del colegio de abogados, a fin de prevenir excesos de los agentes si tienen que responder a grupos violentos, que han empañado muchas de las protestas en los últimos días.
También ha sido reforzada la seguridad en Salvador, donde las selecciones de Uruguay e Italia disputarán el tercer puesto de la Copa Confederaciones.
En esa ciudad, capital del estado nororiental de Bahía, también han sido convocadas nuevas protestas, que según los organizadores deberán movilizar a unas 20.000 personas.
EFE
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