La persona envidiosa podría acusar sentimientos de tristeza, frustración o rencor hacia alguien o por algo que no puede alcanzar.
Entre tantas frases célebres, ya decía el filósofo Nietzche: “La envidia silenciosa crece en el silencio”, refiriéndose a ese sentimiento negativo que se apodera del común de las personas cuando no pueden alcanzar aquello que otros poseen; que es la envidia.
El envidioso suele reaccionar con tristeza, frustración o rencor por algo que desea y no tiene cómo obtener. Ante ello puede agredir, consciente o inconscientemente, a la otra persona con frases hirientes, miradas inoportunas, e inclusive desprestigiándolo ante terceros.
Cuando la envidia se vuelve una suma constante de emociones en la persona, puede producir efectos secundarios como irritabilidad, falta de sueño, estrés, tristeza, angustia o dolor.
Muchas veces este sentimiento no tiene que ver con aspectos materiales, sino con los logros personales, el éxito, la prosperidad o el triunfo en la vida de la otra persona, que el envidioso también desea, y que por sus limitaciones está lejos de alcanzar.
Este tipo de envidia, de carácter “enfermizo”, puede convertirse en una patología y en un modelo de conducta negativo si no es observado a tiempo y no recibe el apoyo de su entorno más cercano que le haga notar su comportamiento.
También está la “envidia sana”, cuando la persona reconoce sus limitaciones ante el éxito de otros. Esto a la vez puede resultar positivo, pues le ayudará a darse cuenta de su situación, ver dónde están sus fortalezas y habilidades, y tratar de superarse.
Por otro lado, el hecho de admirar o reconocer las cualidades de otras personas, no significa tenerles envidia; por el contrario, es saber valorarlas sin tener que menospreciarse.
La mejor herramienta para prevenir la envidia es el optimismo. Tratar de pasar por alto las palabras o miradas ofensivas de la persona envidiosa, pues al final uno no tiene por qué responsabilizarse o sentir culpa de su crecimiento personal y que el otro no puede alcanzar por mérito propio.
En el caso de las personas envidiosas, he aquí algunas fórmulas para salir de ello:
- Siente el cariño y el apoyo de los seres queridos.
- Desarrolla tu sentido del humor.
- Encuentra tu propia identidad y diferénciate.
- Sé consciente de qué es lo prioritario de tu vida.
- Tolera tus defectos y valora tus cualidades.
- Valora las cualidades ajenas en su justa medida.
Finalmente, es importante reflexionar que si una persona ha obtenido muchos logros en su vida es porque se ha esforzado para ello; y si no podemos ser como ellos es porque quizás no hemos hecho con nosotros lo que el otro sí ha podido hacer.
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Producción: Amelia Villanueva Ramirez
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