El Cardenal acusó tanto al socialismo como al capitalismo de haber hecho del trabajo "una mercadería de intercambio".
Juan Luis Cipriani dijo en su programa Diálogo de Fe que el trabajo debe ser más que un intercambio, una mercadería. El líder religioso culpó tanto al capitalismo como el socialismo de esto, pero destacó que el Estado “es el más ladrón de todos”, mientras que a las empresas privadas se les puede regular y castigar. Este fue el mensaje del Cardenal previo al Día del Trabajo.
"El trabajo es mucho más que un intercambio de tiempo por dinero, que es lo que prima en el mundo de hoy. Cuánto me pagas, cuánto te doy. Esto no es humano. Es necesario, porque hay que vivir y no se vive del aire y necesitas dinero. Pero se ha convertido el trabajo en una mercadería de intercambio. Esto es tanto del socialismo comunista, que te quita la alienación del trabajo, como del capitalismo, que te dice tú trabaja y yo te compro tu trabajo.
Hay algo que no se vende y es la dignidad de la persona que trabaja. El aporte del que trabaja al bienestar de su familia. La ilusión y la creatividad del que trabaja para estar de buen humor y desarrollando virtudes. El cariño, la paciencia, el respeto, la honradez, la alegría, el servicio a los demás, todo ese mundo interior de entusiasmos, se produce en el trabajo.
Estado y empresa. "El trabajo es un acuerdo para poder, de alguna manera, recibir un bien para poder comprar medicinas, comida, etc. Por cierto, casi siempre el que tiene la mayor parte, la mayor tajada, sí tiene una mentalidad de cuánto me cuesta tener a esta persona. Esa mentalidad no va a cambiar porque la otra es peor: en la que el Estado es dueño de todo y nos va dando moneditas según van cayendo en el suelo y él distribuye. Allí hay robo por todos lados. El Estado es el más ladrón de todos, no tiene nombre y apellido.
La empresa privada explota, hay que cuidarla con leyes, con impuestos y con el derecho a la reputación y el prestigio. Si no se porta bien, el prestigio es castigado como está pasando ahora con Odebrecht, aparte de los juicios. No nos quedemos solo en esa cosa bonita de merecemos un trabajo, encontramos a Dios en el trabajo, sino también intentemos cambiar la sociología del trabajo. El trabajo no es una mercancía de intercambio entre el que tiene dinero y el que tiene una habilidad".
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