A través de un comunicado, piden a la población reforzar los lazos familiares como núcleos de la sociedad y que el sistema educativo garantice una sólida formación escolar.
Tras la muerte del hincha íntimo Walter Oyarce Domínguez durante el partido entre Universitario de Deportes y Alianza Lima, la Conferencia Episcopal Peruana emitió un comunicado en donde condena todo tipo de violencia e insta a la sociedad a trabajar por la integración familiar para disminuir este tipo de hechos.
“Conmocionados por los hechos violentos como el de la trágica muerte del joven universitario Walter Oyarce Domínguez al término de un espectáculo deportivo y los múltiples actos delictivos con trágicas y fatales consecuencias que vivimos, queremos expresar nuestra cercanía con todas las víctimas de estos lamentables hechos, con sus padres, familiares, amigos, conocidos y con cada uno de los que deseamos vivir en un Perú que crece y se desarrolla en el respeto a la vida y a su dignidad, y desde la justicia y la paz”, inicia el comunicado.
Asimismo, indica que se constata que la violencia que sufrimos no solo es realizada por jóvenes desadaptados en forma aislada. “Está instalada en todos los estratos sociales y en todas las edades”, precisa el comunicado al tiempo de reflexionar sobre cuáles son sus causas.
“Tenemos que reconocer que nuestra sociedad todavía no ha encontrado los medios eficaces para prevenir, controlar y sancionar debidamente estos hechos, lo que mantiene el clima de inseguridad y en ocasiones impotencia y frustración que debe ser superada con el enérgico rechazo y con un esfuerzo solidario y organizado de todos para que este tipo de hechos no se vuelvan a repetir”, detalla.
La Conferencia Episcopal Peruana considera que la cultura de violencia “tiene entre sus causas más importantes la desintegración familiar que ocasiona enfrentamientos al interior de la familia, problemas afectivos y psicológicos, separaciones, divorcios, maltratos entre esposos y a los hijos que han llegado hasta el asesinato, al abandono de recién nacidos, víctimas que pueden tomar el camino de esa delincuencia que tanto rechazamos”.
De igual modo, señala que otro ámbito de preocupación es el desarrollo de niños y jóvenes en las entidades educativas, en donde según refieren, ha crecido de forma alarmante el hostigamiento, el maltrato psicológico y físico, así como el consumo de drogas y alcohol.
“Esta es responsabilidad fundamentalmente de los padres de familia, a los que el Estado a través de su sistema educativo y de sus docentes deben garantizarles una sólida formación escolar impregnada de los mejores valores éticos, morales y cívicos que nos permitan crecer como una sociedad sana”, explica.
En tal sentido, la entidad católica invoca a que todas las instituciones del Estado y la sociedad civil a trabajar cada vez más integrados y con mayor empeño “para volver al sentido más profundo de la familia como institución básica y nuclear que promueve el desarrollo de las personas, de la sociedad y, por ende, del país”.
De esa forma esperan que se pueda asegurar que los hogares peruanos sean espacios de amor, respeto, diálogo, comprensión y tolerancia donde los niños y los jóvenes crezcan con esperanza y optimismo.
“Exhortamos a los clubes deportivos y a nuestras autoridades a trabajar para hacer del futbol y del deporte espacios de integración y no de enfrentamiento. La ciudadanía espera que se sumen esfuerzos para prevenir la violencia a través del cumplimiento de la ley con decisión y firmeza”, agrega.
“Que el Señor de los Milagros y la Santísima Virgen María nos ayuden a guiar a los niños y jóvenes por el camino del bien, y den sabiduría a las autoridades para abordar el problema de la violencia de manera integral, porque nuestro país merece seguir progresando en paz y en justicia”, finaliza el comunicado.
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