Los menores de edad que trabajan en casa, dejan de estudiar, no juegan, están expuestos a peligros, acoso sexual y a cumplir jornadas de trabajo hasta de 18 horas.
Las y los trabajadores infantiles domésticos son a menudo explotados y, en algunos casos, las condiciones de trabajo son peligrosas: tienen poco descanso, se les priva de tener tiempo de esparcimiento, no tienen afecto ni apoyo emocional y muchas no reciben salario.
Que los niños, niñas y adolescentes trabajen, no solucionará ningún problema, lo mejor es que inviertan su tiempo en estudiar, solo así asegurarán un mejor futuro.
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