Según explicó José Antonio Gómez, la idea de una bicicleta para ir de pie se le ocurrió tras observar la popularidad que tenían en los gimnasios las máquinas elípticas.
Una bicicleta sin asiento, pensada para montarla de pie y trasladar el gimnasio a las calles, o un sistema de decoración de ventanas capaz de sofocar incendios, son algunos de los inventos españoles que se pueden ver desde hoy en el Salón Internacional de Inventos de Ginebra.
En total son diez los inventos españoles que participan en la cuadragésima edición del Salón ginebrino, entre los que se encuentra la bicicleta "Stand up", un híbrido que combina los pedales de la bicicleta y la posición de pie de los patinetes.
Según explicó el onubense José Antonio Gómez, la idea de una bicicleta para ir de pie se le ocurrió tras observar la popularidad que tenían en los gimnasios las máquinas elípticas.
Esta propuesta, según Gómez, incorpora la diversión de "sacar a la calle" una versión de un popular aparato de gimnasio.
Por su parte, el valenciano Josep Marco trajo a la cuadragésima edición del Salón de Ginebra un sistema de fluidos que se puede instalar en el vidrio de las ventanas para variar las tonalidades del cristal hasta un número ilimitado de colores.
Aparte del uso decorativo de estos líquidos coloreados, el sistema "Window Toner" puede conectarse al sistema de incendios del edificio, de forma que a una elevada temperatura los vidrios de las ventanas se romperían y se liberarían los fluidos contenidos dentro, que así se podrían utilizar para sofocar un eventual fuego.
También los asturianos Francisco Cembrano y David Monteagudo han acudido al Salón, en su caso con un sistema antirobo basado en las diferencias de peso de las personas al entrar y salir de un establecimiento.
Así, según mostraron los dos artífices del dispositivo, los clientes deben coger un ticket a la entrada del establecimiento -similar a los que se adquieren al entrar y al salir de los estacionamientos- y al salir escanearlo; en estos dos momentos los individuos son pesados en una báscula instalada en el suelo.
"La máquina compara el peso de la persona al entrar y al salir del establecimiento, así si ha robado algo el peso cambia y se activa una alarma, que puede ser sonora o silenciosa, y se descubre que ha habido un hurto", explicó Cembrano.
Otras de las invenciones con firma española que se pueden ver en el salón son una papelera con abertura lateral (pensada para cocinas de restaurantes, colegios y hospitales) o una botella de vino en la que la bebida puede envejecer en posición vertical.
EFE
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