Estos monumentos, que alcanzan entre 16 y 22 metros de altura, apuestan por innovar en la escenificación o con obras casi de ingeniería.
La crisis, los recortes y la corrupción, junto a la crítica a políticos, banqueros y famosos inspiran el arte que engalana desde la ciudad española de Valencia con las Fallas, efímeros monumentos que son devorados por las llamas.
Con el cielo encapotado y algún tímido rayo de sol, Valencia amaneció con sus casi 800 fallas ya plantadas tras una noche de insomnio en la que falleros y artistas se afanaron en ultimar a contrarreloj el montaje de los monumentos más grandes.
Un ambiente festivo reina en torno a los puestos de artesanía y productos falleros, junto a los de perritos calientes y los tradicionales de churros, buñuelos y chocolate, que invitan a un tentempié a cualquier hora del día.
No escapan a la caricatura fallera la canciller alemana, Angela Merkel, como maestra de "recortes"; el ministro español de Hacienda, Cristóbal Montoro, como cobrador de morosos; la Reina Sofía y el Rey Juan Carlos, o los deportistas Iker Casillas, Pau Gasol y Alberto Contador.
Este año las Fallas abordan la inestabilidad de la sociedad en un castillo de naipes, y homenajean un Japón ideal, el fuego y la pólvora o hacen un repaso a la fauna ibérica.
EFE
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