El cuarto encierro de los sanfermines 2012 tuvo duración de dos minutos y veinte segundos, fue por ahora el más rápido de las fiestas.
Los toros de la ganadería salmantina de El Pilar protagonizaron el cuarto encierro de los sanfermines 2012, que, con una duración de dos minutos y veinte segundos, fue por ahora el más rápido de las fiestas.
Ningún corredor fue corneado por los astados, aunque sí se registraron a lo largo del recorrido diversas caídas y trompicones. Cuatro corredores fueron traslados a centros hospitalarios para ser tratados de contusiones.
En una mañana fresca y nublada, las puertas de los corrales de Santo Domingo se abrieron a las ocho en punto, tras el lanzamiento del cohete, para dar paso a una manada que enfiló la cuesta agrupada y encabezada por los mansos.
Ya desde los primeros metros, un toro colorado se adelantó a sus hermanos para situarse a la cabeza de la manada junto a los cabestros, posición en la que continuó ya todo el encierro ganando poco a poco distancias.
Sin incidentes en la Cuesta de Santo Domingo, salvo algunos resbalones y caídas, los de El Pilar llegaron a la Plaza del Ayuntamiento ya disgregados, con tres morlacos a la cabeza, seguidos del cuarto, quinto y sexto por separado, dejando atrás a los mansos.
Así cruzaron la calle Mercaderes, por el centro y sin prestar atención a los corredores, y, tras salvar sin problemas la curva de acceso a Estafeta, el toro castaño tomó en esta calle velocidad separándose del resto.
La emoción estuvo presente en este tramo ya que la distancia que había entre los animales permitió a los corredores acercarse a las astas, aunque la nobleza de estos salmantinos hizo que no prestaran atención a los mozos.
Con los toros por delante y disgregados atravesaron Telefónica y el callejón, sin más novedad que los clásicos golpes y pisotones, llegando a la plaza sin entretenerse con los numerosos corredores que se dieron cita en esa zona del recorrido.
Tampoco se despistaron en la arena, donde siguieron los capotes de los dobladores para ir directos a los chiqueros.
EFE
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