El chiste era: ´Hitler y Goering están en la torre de antena de radio Berlín. Hitler dice que quiere darles una alegría a los berlineses. A lo que Göring le contesta: ¡Entonces, salta desde la torre!´.
En 1943, Adolfo Hitler mandó guillotinar a una mujer que hizo un inocente chiste sobre su figura. El fuhrer era amante de la censura y poco amigo de las bromas, entonces acusó a Marianne Elise K de derrotismo.
Bajo una tensión constante por la posible derrota del Reich y el final del nacional-socialismo, Hitler dio rienda suelta a su desconfianza y decidió cargar contra el enemigo “interior”, es decir, todo aquel que pusiera en duda la victoria del ejército nazi dentro del territorio alemán.
La obsesión de Hitler por evitar a los críticos llegó hasta tal punto de crear una ley que castigara a aquellos que osaran atacar a Alemania con la palabra. “Se aplicará la pena de muerte cuando se desmoralice a las fuerzas defensivas”, decía la ley, según cuenta Rudolph Herzog en su obra "Heil Hitler, el cerdo está muerto",
Una de las personas que sufrió este tipo de persecuciones fue Elise K, una viuda de guerra alemana de ascendencia checa que trabajaba en una fábrica de armas.
Un colega de la fábrica de armamento en la que trabajaba la denunció por haber contado el siguiente chiste:
“Hitler y Goering están en la torre de radiodifusión de Berlín. Hitler dice que quiere darles una alegría a los berlineses. A lo que Göring le contesta: ¡Entonces, salta desde la torre!”.
Acusada de ser una antipatriota, su caso fue remitido al “Tribunal del Pueblo”.
Tras un juicio más parecido a una función de circo que a un verdadero proceso judicial, el 26 de junio de 1943, el tribunal dictó la condenada a muerte.
A los pocos días, Elise fue pasada por la guillotina. De nada sirvió que su marido hubiera combatido y muerto por el Führer en la guerra.
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