´No se puede garantizar nada, pero hay indicios para la esperanza´, explicó a la prensa un representante del Ministerio de Sanidad española.
La auxiliar de enfermería española Teresa Romero, contagiada por el virus del ébola, continúa estable dentro de la gravedad, aunque presenta indicios que podrían hacer albergar cierta esperanza, dijeron este domingo responsables sanitarios.
El director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, explicó a la prensa la evolución del caso de Romero, de 44 años, que ingresó el lunes pasado en un hospital con los síntomas del virus, el primer caso registrado fuera de África.
"Es una enfermedad grave. No se puede garantizar nada, pero hay indicios para la esperanza", afirmó Simón, quien se amparó en la confidencialidad sobre el caso solicitada por la familia de la auxiliar para no extenderse en detalles sobre su estado.
El dato para la esperanza lo aporta el hecho de que "la carga viral (en Romero) se va controlando y reduciendo", pero con la cautela obligada que supone que una persona que padece el ébola "siempre está crítica".
Mientras tanto, sigue la investigación del proceso por el cual Romero se contagió, con la hipótesis de que ella misma pudiera haberse infectado de manera fortuita cuando se quitaba el traje de protección, pero el funcionario subrayó que "hay que verificar todo el proceso".
España está en contacto con la Organización Mundial de la Salud y con la Unión Europea para informar constantemente del brote surgido en el país, el único fuera de África hasta que hoy se ha conocido que un sanitario de EEUU se ha contagiado tras atender a un enfermo de ébola fallecido.
Aparte de Romero, otras quince personas consideradas de alto riesgo están ingresadas, bajo control continuo y en estado de cuarentena, aunque ninguna de ellas ha presentado síntomas de contagio.
En España han muerto dos personas por el virus, dos misioneros repatriados desde Liberia y Sierra Leona: Miguel Pajares (12 de agosto) y Manuel García Viejo (25 septiembre).
Teresa Romero formaba parte del equipo que atendió a García Viejo.
EFE
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