Beni, es un perro que durante diez años siguió esperando el regreso de su fallecido dueño al frente de la que había sido su hogar. Murió en mayo último.
Al dicho "el perro es el mejor amigo del hombre", debería agregarse que es el mejor amigo en esta vida y más allá de la muerte.
Un nuevo caso de amor de una mascota hacia su amo se dio en Hungría, donde las autoridades de Budapest decidieron edificar un monumento a Beni, un perro que durante diez años siguió esperando el regreso de su fallecido dueño al frente de la que había sido su hogar.
En reconocimiento a su fidelidad, el ayuntamiento le dedicó una estatua de bronce en una esquina de su barrio.
El can, que murió hace cuatro meses, volvía siempre al edificio donde había vivido y se quedaba parado delante de él durante todo el día.
Sobrevivió todos este tiempo gracias a la atención que le prestaban los vecinos, que lo alimentaron e incluso trataron en ocasiones de llevarlo a sus propias casas, aunque Beni siempre se escapaba para regresar al que fue su hogar.
Las autoridades de la ciudad se encargaban de alimentarlo y curarlo y de que el servicio de control de animales no se lo llevara a la perrera.
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