Muchos son los fantasmas que amenazan la tranquila decisión de tener un solo hijo. Muchos tópicos pesan sobre la idea de que un niño crezca sin hermanos.
¿Quién de nosotros no ha escuchado alguna vez algún comentario respecto al hijo único tipo "pobrecito, se va a aburrir" o "los hijos únicos "salen" mimados" o egoístas, o mandones, o engreídos…?. El hijo tiene como único referente para “ser hijo” a el mismo. Sobre este único hijo caen algunas únicas idealizaciones de los padres: me cuidara, me protegerá, vivara conmigo en mi vejez…
Este hijo se siente mas comprometido con hacerse cargo de los padres y darles todo lo que ellos necesitan, no hay con quien compartir la alegría y las preocupaciones de los padres.
Muchas mamás sin pareja colocan al hijo único como el sustituto de sus alegrías y del sentido de su vida.
No tener hermanos genera un trastorno en la imagen del doble, el niño necesita el par fuera de si para estructurar su propio yo. Aprende de la vida de los adultos y no de los niños
Ventajas:
- Son muchachos por lo general muy estudiosos
- Serios en sus compromisos, por tener modelos adultos
- Tendencia a la introspección y a la reflexión
- Inteligentes
- Responsables
- Como rasgo de personalidad tienden a ser muy moralistas antes que niños alegres.
El ritmo de la vida moderna, el gasto que supone la manutención de cada hijo o la decisión de muchas parejas de retrasar el momento de tener hijos, están provocando un aumento de lo que podríamos llamar la "moda del hijo único".
La educación de un solo hijo, como la educación de dos hermanos o de una familia numerosa, tiene sus pros y sus contras, sus riesgos y sus ventajas.
Un hijo único, por el mero hecho de no tener hermanos, no está condenado a desarrollar ningún tipo especial de comportamientos. Quizás deberíamos decir que son los padres los que deben vigilar que algunas reacciones normales no se exageren por el hecho de tener un solo hijo, y de esa manera evitar esos mitos que, erróneamente, se han asociado al hijo único.
El principal riesgo que tienen los padres de un hijo único es caer en el exceso de atención. Pero cuidado. No estamos hablando de ese tipo de atención que proporciona al niño seguridad, estabilidad, confianza en sí mismo, autoestima y capacidad para desarrollarse correctamente. Estamos hablando de ese exceso de atención que va ligada al miedo por parte de los padres a que a su hijo le suceda algo malo, de esa atención que puede transformase rápidamente en una actitud sobre protectora.
Demasiada atención puede desencadenar en una preocupación excesiva y en un miedo exagerado a que al niño le pase algo. Debemos aprender a controlar el exceso de temor ya que podríamos transmitir ese miedo a nuestro hijo y no dejarle disfrutar de algunas actividades que podría vivir muy satisfactoriamente: irse de colonias, practicar deportes de aventura, etc.
La posibilidad de que el niño sea engreído, egocéntrico o consentido depende, en gran parte, de cómo nos dirijamos a él y cómo alabemos sus éxitos. Intentaremos no valorarlo de forma indiscriminada, evitando frases como "eres el mejor", "eres el más inteligente", sustituyéndolas por frases más realistas como: "¡Muy bien!, "te felicito por la nota que has sacado en el examen de matemáticas" o "tienes unos ojos preciosos".
Al no vivir en la casa con otros niños de su edad, es muy posible que madure antes y desarrolle antes las habilidades adultas. Esto puede ser muy positivo, pero no debemos olvidar que se trata de un niño y que necesita compartir tiempo y espacio con otros niños de su edad. Para facilitarle el contacto con otros niños, podemos permitir que vaya a casa de sus amigos o que ellos vengan a nuestra casa a jugar, deportes de equipo, etc.
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