Se trata de la cinta "Lung Boonmee raluek chat", que compite por la Palma de Oro en el prestigioso festival.
El tailandés Apichatpong Weerasethakul presentó en
Cannes "Lung Boonmee raluek chat", un filme aplaudido en su
proyección pero que perdió protagonismo en la rueda de prensa ante la sencillez
con la que el realizador contaba sus problemas para poder llegar al festival
desde Tailandia.
La situación en Tailandia pero especialmente en Bangkok han hecho que el viaje de Weerasethakul hasta la costa azul francesa haya sido bastante complicado, según explicó el realizador en la presentación de su película, que compite en Cannes por la Palma de Oro.
"He tenido muchos problemas para llegar y sólo pude llegar anoche", explicó Weerasethakul, cuyo pasaporte estaba en una ciudad a la que no podía ir por problemas de seguridad.
Por ello pidió al Ministerio de Asuntos Exteriores que le dieran un pasaporte especial, pero necesitaba un visado francés. Se dirigió a la embajada de Francia, donde le dijeron que los servicios de visados estaban cerrados y de ahí le enviaron a la representación española, a la que se dirigió en coche.
"Una vez allí el embajador telefoneó diciendo que iban a cerrar en ese momento. Fue cuestión de minutos. Finalmente me enviaron a la embajada de Italia, donde me pusieron el sello rápidamente", relató Weerasethakul, que agregó que apenas unas horas después también cerraron la sede italiana.
Todo ello debido a la violencia reinante en Bangkok donde la situación estaba "especialmente tensa" cuando el realizador atravesó la ciudad para poder llegar a un hotel cercano al aeropuerto para asegurarse coger el avión al día siguiente.
"Había humo negro por todas partes. Es muy triste. El Gobierno ha impuesto un toque de queda a las 20,00 horas. Hay rumores de disparos y bombas a lo largo del río que atraviesa la ciudad", precisó el director.
Es una "situación política de violencia extrema" nunca vista antes en Tailandia pero que no sorprende porque, según explicó Weerasethakul, hay unas enormes diferencias de nivel de vida entre ricos y pobre, una "situación que sólo podía explotar".
A pesar de todo, mostró su confianza en que estos hechos harán que el país se unifique a largo plazo, que se desarrolle una "conciencia única en Tailandia".
Una Tailandia que cree en los fantasmas, como muestra Weerasethakul en una película pausada, tranquila y en la que las prisas no existen. Son los recuerdos de los paisajes de su juventud en un filme hecho a la antigua y en el que se cuentan los problemas de los pueblos, algo que tiene mucho que ver con la situación política de Tailandia.
"Lung Boonmee raluek chat", cuya traducción es algo así como "El tío Boonmee que recuerda sus vidas pasadas" es una película difícilmente clasificable, muy arriesgada y en la que los silencios cuentan tanto o más que los diálogos.
Es la historia de los recuerdos del tío Boonmee a través de los espíritus de las personas que forman parte de su pasado o de sus vidas anteriores.
"Para los tailandeses, especialmente los criados en el noroeste, es normal la influencia de la creencia animista, la transmigración de las almas. Para nosotros los animales y las plantas tienen espíritu, siempre ha sido así", contó de forma natural el director.
Aunque esas creencias se han diluido un poco, "todos los tailandeses creen en los fantasmas. Puede que haya fantasmas en la sala", dijo Weerasethakul entre las risas de los periodistas.
Unas creencias que le hacen compartir el espíritu de los países que tienen una sociedad parecida, como México, un país que ha visitado y con el que se puede identificar.
"Me impresionó especialmente la ciudad, que parece bastante caótica pero que puedes sentir la atmósfera, el espíritu del hombre", dijo el tailandés, que recordó que le hablaron de un área "donde el tiempo se para, que tu reloj se para, pero no sé dónde está".
Son "cosas que no puedes explicar", que la ciencia no puede explicar, como la reencarnación. "Puede que un día habrá un aparato que nos permitirá acordarnos de las vidas anteriores".
Y mientras llega ese momento, sigue con sus películas, como la presentada en Cannes, con la que ha querido ligar las ideas de la muerte, el nacimiento, la infancia, los niños que se interesan por lo fantástico. Una cinta poco comercial pero poética y con un cine basado en la ilusión, como señaló el director.
EFE
La situación en Tailandia pero especialmente en Bangkok han hecho que el viaje de Weerasethakul hasta la costa azul francesa haya sido bastante complicado, según explicó el realizador en la presentación de su película, que compite en Cannes por la Palma de Oro.
"He tenido muchos problemas para llegar y sólo pude llegar anoche", explicó Weerasethakul, cuyo pasaporte estaba en una ciudad a la que no podía ir por problemas de seguridad.
Por ello pidió al Ministerio de Asuntos Exteriores que le dieran un pasaporte especial, pero necesitaba un visado francés. Se dirigió a la embajada de Francia, donde le dijeron que los servicios de visados estaban cerrados y de ahí le enviaron a la representación española, a la que se dirigió en coche.
"Una vez allí el embajador telefoneó diciendo que iban a cerrar en ese momento. Fue cuestión de minutos. Finalmente me enviaron a la embajada de Italia, donde me pusieron el sello rápidamente", relató Weerasethakul, que agregó que apenas unas horas después también cerraron la sede italiana.
Todo ello debido a la violencia reinante en Bangkok donde la situación estaba "especialmente tensa" cuando el realizador atravesó la ciudad para poder llegar a un hotel cercano al aeropuerto para asegurarse coger el avión al día siguiente.
"Había humo negro por todas partes. Es muy triste. El Gobierno ha impuesto un toque de queda a las 20,00 horas. Hay rumores de disparos y bombas a lo largo del río que atraviesa la ciudad", precisó el director.
Es una "situación política de violencia extrema" nunca vista antes en Tailandia pero que no sorprende porque, según explicó Weerasethakul, hay unas enormes diferencias de nivel de vida entre ricos y pobre, una "situación que sólo podía explotar".
A pesar de todo, mostró su confianza en que estos hechos harán que el país se unifique a largo plazo, que se desarrolle una "conciencia única en Tailandia".
Una Tailandia que cree en los fantasmas, como muestra Weerasethakul en una película pausada, tranquila y en la que las prisas no existen. Son los recuerdos de los paisajes de su juventud en un filme hecho a la antigua y en el que se cuentan los problemas de los pueblos, algo que tiene mucho que ver con la situación política de Tailandia.
"Lung Boonmee raluek chat", cuya traducción es algo así como "El tío Boonmee que recuerda sus vidas pasadas" es una película difícilmente clasificable, muy arriesgada y en la que los silencios cuentan tanto o más que los diálogos.
Es la historia de los recuerdos del tío Boonmee a través de los espíritus de las personas que forman parte de su pasado o de sus vidas anteriores.
"Para los tailandeses, especialmente los criados en el noroeste, es normal la influencia de la creencia animista, la transmigración de las almas. Para nosotros los animales y las plantas tienen espíritu, siempre ha sido así", contó de forma natural el director.
Aunque esas creencias se han diluido un poco, "todos los tailandeses creen en los fantasmas. Puede que haya fantasmas en la sala", dijo Weerasethakul entre las risas de los periodistas.
Unas creencias que le hacen compartir el espíritu de los países que tienen una sociedad parecida, como México, un país que ha visitado y con el que se puede identificar.
"Me impresionó especialmente la ciudad, que parece bastante caótica pero que puedes sentir la atmósfera, el espíritu del hombre", dijo el tailandés, que recordó que le hablaron de un área "donde el tiempo se para, que tu reloj se para, pero no sé dónde está".
Son "cosas que no puedes explicar", que la ciencia no puede explicar, como la reencarnación. "Puede que un día habrá un aparato que nos permitirá acordarnos de las vidas anteriores".
Y mientras llega ese momento, sigue con sus películas, como la presentada en Cannes, con la que ha querido ligar las ideas de la muerte, el nacimiento, la infancia, los niños que se interesan por lo fantástico. Una cinta poco comercial pero poética y con un cine basado en la ilusión, como señaló el director.
EFE
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