A sus 79 años, Eastwood vuelve a demostrar su capacidad como actor y como director con una historia simple y compleja al mismo tiempo.
Clint Eastwood realiza en Gran Torino un trabajo admirable como director y actor y construye una historia llena de humor, de ironía, de drama y de inteligentes dosis de autoparodia, que sin embargo se deja ir en la última parte hacia una vía demasiado lacrimógena.
A sus 79 años, Eastwood vuelve a demostrar su capacidad como actor y como director con una historia simple y compleja al mismo tiempo, impregnada sutilmente del añejo sabor de Harry el sucio y que recuerda en su contenido a Million dollar baby (2004).
Eastwood interpreta en Gran Torino a Walt Kowalski, un conservador, jubilado y políticamente incorrecto veterano de la guerra de Corea, que lleva una vida espartana y estricta que le gustaría ver reflejada en sus hijos y vecinos.
En su casa de los suburbios de Detroit, Kowalski asiste aparentemente impasible al derrumbe de su mundo. A la llegada de inmigrantes chinos que "toman" su vecindario y hasta tratan de robar su flamante Gran Torino, un Ford de 1972 que es su posesión más preciada.
Un personaje que ha encontrado en Eastwood la cara perfecta para expresar su actitud defensiva, su aislamiento, su parquedad y su tremenda soledad.
Vida que sólo consigue traspasar uno de sus vecinos "amarillos", como él los llama despectivamente. El debutante Bee Vang como Thao y su hermana Sue son el perfecto contrapeso de la historia y los elementos que la hacen evolucionar.
De brillante factura técnica, como es habitual en las películas dirigidas por Eastwood, el filme es tremendamente emotivo y divertido cuando se centra en las relaciones entre los personajes, pero pierde un poco de fuerza cuando cambia la sutilidad y la ironía por la fuerza bruta y la violencia.
A pesar de ello, Gran Torino es una excelente película, que sorprende y que supera las expectativas de unas premisas poco originales y que, aunque ha sido la gran olvidada de los Óscar de este año, ha encontrado un gran hueco entre los espectadores.
Prevista inicialmente para ser exhibida sólo durante tres semanas en Estados Unidos, su éxito, la hace permanecer en las carteleras norteamericanas desde el 12 de diciembre.
Con esas premisas llega ahora a las pantallas españolas -mañana- y a la mayoría de las europeas, y dentro de unos días a Latinoamérica.
EFE
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