La constructora brasileña presentó una demanda por 1.200 millones de dólares contra el Perú por la cancelación del contrato de concesión del Gasoducto Sur Peruano en 2017. El Perú tiene buenos argumentos para ganar la demanda, pero se necesita contar con los mejores abogados.
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El día de ayer supimos que el pasado 22 de enero la matriz brasileña de la empresa Odebrecht informó al Fiscal coordinador del equipo Lava Jato la presentación de una demanda ante la Cámara Internacional de arreglos de diferendos sobre inversiones, conocida por su sigla CIADI. La carta dirigida por el presidente del directorio del holding, Ray Lemos Sampaio a Rafael Vela, sostiene que la resolución del contrato del Gasoducto del Sur respondió a motivaciones contrarias a la ley y a los términos del contrato.
Recordemos que el proyecto Gasoducto del Sur fue concebido durante el mandato del expresidente Alan García y concretado por el gobierno de Ollanta Humala. Su monto total, cerca de 7,000 millones de dólares, significa una de las mayores inversiones de la historia de nuestro país. Su objetivo es garantizar nuestra seguridad energética, favorecer el desarrollo de las regiones del Sur andino y garantizar energía barata, que ha sido uno de los factores del crecimiento que nuestro país ha conocido durante los últimos quince años.
El argumento de Odebrecht es que la decisión del gobierno peruano en enero de 2017 ha perjudicado la credibilidad de la empresa brasileña ante sus acreedores financieros. Si la CIADI declara admisible la demanda, el Perú tendrá que designar un árbitro, aceptar uno segundo propuesto por Odebrecht y ponerse de acuerdo sobre el tercero.
El Perú tiene buenos argumentos para ganar la demanda, sobre todo porque Odebrecht ha reconocido sus prácticas corruptas, de la misma manera que Graña y Montero, miembro del Consorcio que se adjudicó el proyecto Gasoducto del Sur. La CIADI es un organismo del Banco Mundial, uno de los principales promotores de la lucha contra la corrupción a nivel mundial. En cualquier caso, se necesita contar con los mejores abogados y saber diferenciar los argumentos jurídicos de la indignación y los intereses subalternos. Desde ya los detractores de siempre del equipo Lava Jato han aprovechado para hacer politiquería y solicitar la separación de los fiscales Vela y Pérez. A la cabeza de este movimiento se halla por ahora el cuestionado Fiscal supremo Tomás Aladino Gálvez, cuyo caso, por cierto, figura entre las prioridades de la Junta Nacional de Justicia.
Conversaciones entre las bancadas
La bancada de Acción Popular culminó ayer la ronda de diálogos propuesta por el presidente de la República. Asistieron los 25 congresistas del partido belaundista, así como el presidente Mesías Guevara y la vicepresidenta Berta Arroyo de Alva. En nombre de la bancada, los virtuales congresistas Manuel Merino de Tumbes y Otto Guibovich de Ancash destacaron el respaldo de su partido a la lucha contra la corrupción y pidieron que ésta se intensifique. Afirmaron también que Acción Popular ha entablado ya conversaciones con partidos centristas, lo que permite anticipar que pueda presidir la Junta Directiva, con el apoyo eventual de APP, Somos Perú y el Partido Morado.
La muerte de un historiador
Desde Garcilaso de la Vega, el Perú es un país de grandes historiadores, que han obrado para sacar lecciones del proceso que hemos recorrido a lo largo de los siglos. La desaparición de José Agustín de la Puente Candamo enluta a todos los que aspiran de buena fe a comprender nuestro país y buscan aliento en el ejemplo de nuestros ancestros. Nacido en 1922, de la Puente ejerció la docencia en la Universidad Católica durante más de setenta años.
Premio Nacional de Cultura, era el único sobreviviente de la Comisión creada para conmemorar el sesquicentenario de nuestra Independencia en 1971. Uno de sus principales libros intenta explicar las razones de nuestra independencia, tomando un cuidado especial de rendir justicia a las contribuciones de todas las partes, por hostiles que hayan sido entre sí. Si algo nos enseñó en libros y en la cátedra es que las soluciones a nuestros problemas no han procedido nunca de la imposición de una facción sobre otra, sino de la capacidad de desprendimiento y respeto a los que no piensan como uno.
Descansa en paz, José Agustín de la Puente.
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