La insoportable tranquilidad del ser amado

Una cosa es ser tranquilo y no dejarse llevar por la impulsividad, pero otra muy distinta es ser apático con la pareja ¿cómo sobrevivir a una relación donde prima la dejadez?

Hay ciertas formas de tranquilidad, sobre todo las que se convierten en un instrumento de lucha o de venganza, son especialmente dolorosas y generan altas dosis de agresividad. La pregunta que surge en este estilo afectivo es: ¿es posible tener una convivencia apacible con alguien que necesita y te rechaza al mismo tiempo?

La conducta huidiza, evitativa y provocadora de los sujetos pasivo/agresivos va transformando el amor en irritación y frustración crecientes. A pesar de todo el amor que la pareja siento por el sujeto pasivo/agresivo será un conspirador de la relación y a la vez incapaz de renunciar a ella.

La inaceptable propuesta afectiva del estilo pasivo agresivo se genera en tres actitudes especialmente dañinas: “tu cercanía afectiva me aprisiona” (ambivalencia interpersonal), “debo oponerme a tu amor, pero sin perderte” (sabotaje afectivo), “aunque nos amemos, todo irá de mal en peor” (pesimismo contagioso). 

En el primer caso, las personas pasivo/agresivas se debaten en una ambivalencia interpensronal angustiante, pues necesitan tener una pareja que haga de figura de autoridad/protección ya que se ven a sí mismos como débiles; pero al mismo tiempo necesitan sentirse libres e independientes de cualquier tipo de “control” de la pareja.

Entonces, el amor se convierte para ellos en un problema de doble vía: si me das afecto, me asfixias. Si no me los das, me siento solo. ¿Cómo amar a alguien pasivo/agresivo y mantener la cordura? Las personas que tratar de satisfacer a su pareja que es pasiva/agresiva, terminará frustrado totalmente.

El segundo primer caso de los pasivo/agresivos es el sabotaje afectivo. Aquí la estrategia consiste en hacer uso de las ventajas que le brinda la pareja como la protección y la seguridad; pero sin asumir ningún compromiso. Es decir, la indiferencia y dejadez total frente a asuntos de importancia para la pareja víctima. Así surgen los comportamientos oposicionistas, el sabotaje y la resistencia: “te acepto a medias, porque no quiero perderte del todo”.

El tercer y último caso consiste en el pasivo/agresivo que trabaja el pesimismo contagioso. Aquí, una de las características más insoportables del pasivo/agresivo sea su habilidad para ponerle al buen tiempo mala cara. Un caso recurrente es cuando la pareja pasiva/agresiva recuerda viejas rencillas para crear discordia dentro de la relación. 

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