Estudio identifica las formas sutiles con las cuales las personas que son objeto de los chismes son evaluadas de manera negativa en reuniones formales en el empleo.
Los chismes en el lugar de trabajo pueden ser armas que mueven reputaciones o llaves que abren las puertas al poder y la influencia, según un estudio que publica hoy la revista Journal of Contemporary Ethnography.
La investigación de la Universidad de Indiana describe con detalle cómo se usan estos chismes y cómo se disfraza su influencia en un estudio que además captura el pasatiempo universal del chismorreo en vídeos.
"Cuando vaya a una reunión de negocios preste atención cuando la conversación se desvía de la tarea oficial y deriva hacia personas que no están presentes", señala Tim Hallett, profesor del Departamento de Sociología de la UI.
"Dese cuenta de que lo que ocurre es una forma de política, y el uso de un arma que puede socavar a las personas ausentes", añadió.
"Pero también puede ser un obsequio. Si las otras personas hablan en términos positivos del ausente, eso puede fortalecer la reputación del sujeto", aclaró.
El estudio identifica las formas sutiles con las cuales las personas que son objeto de los chismes son evaluadas de manera negativa en reuniones formales en el empleo, incluidas las críticas veladas, el sarcasmo y los elogios a otro colega en términos de comparación.
Y también enfoca cómo los esfuerzos por iniciar el chismorreo negativo pueden descarrilarse, también de maneras sutiles, cambiando el asunto de la conversación, apuntando las críticas hacia una persona diferente, o con comentarios que por ser positivos disuaden al chismoso.
Hallett y sus colaboradores durante un período turbulento en la misma institución en la que trabajan observaron reuniones y aulas, siguieron a los administradores y pasaron tiempo en la cafetería de los docentes.
Además entrevistaron a profesores y administrativos y grabaron en vídeo 13 reuniones dirigidas por maestros.
En esas 13 citas de tono formal y que duraron habitualmente unos 40 minutos, Hallett registró 25 episodios de chismes durante la discusión de asuntos oficiales.
Los vídeos permitieron que los investigadores analizaran la dinámica de poder en juego cuando ocurrían los chismes.
Los investigadores encontraron que el chisme en un contexto formal es, a la vez, similar y diferente del que se produce en un encuentro informal.
Los chismes son, casi siempre, negativos, pero el chisme en conversaciones informales es más directo que si ocurre en una reunión formal.
Una vez que se pone en marcha el chisme informal, las evaluaciones negativas continúan con un tono más duro pero duran menos que las que ocurren en el chisme formal.
"Si le interesa saber cómo funciona una organización puede echarle un vistazo al organigrama y eso le dará una idea", dijo Hallett.
Pero la realidad es distinta: "si uno presta atención descubrirá quién es el que tiene una posición más alta en términos informales, y eso no aparece en el organigrama", añadió el investigador para quien esa observación, sin duda, "puede ayudarle a entender cómo funciona realmente su empresa". EFE
La investigación de la Universidad de Indiana describe con detalle cómo se usan estos chismes y cómo se disfraza su influencia en un estudio que además captura el pasatiempo universal del chismorreo en vídeos.
"Cuando vaya a una reunión de negocios preste atención cuando la conversación se desvía de la tarea oficial y deriva hacia personas que no están presentes", señala Tim Hallett, profesor del Departamento de Sociología de la UI.
"Dese cuenta de que lo que ocurre es una forma de política, y el uso de un arma que puede socavar a las personas ausentes", añadió.
"Pero también puede ser un obsequio. Si las otras personas hablan en términos positivos del ausente, eso puede fortalecer la reputación del sujeto", aclaró.
El estudio identifica las formas sutiles con las cuales las personas que son objeto de los chismes son evaluadas de manera negativa en reuniones formales en el empleo, incluidas las críticas veladas, el sarcasmo y los elogios a otro colega en términos de comparación.
Y también enfoca cómo los esfuerzos por iniciar el chismorreo negativo pueden descarrilarse, también de maneras sutiles, cambiando el asunto de la conversación, apuntando las críticas hacia una persona diferente, o con comentarios que por ser positivos disuaden al chismoso.
Hallett y sus colaboradores durante un período turbulento en la misma institución en la que trabajan observaron reuniones y aulas, siguieron a los administradores y pasaron tiempo en la cafetería de los docentes.
Además entrevistaron a profesores y administrativos y grabaron en vídeo 13 reuniones dirigidas por maestros.
En esas 13 citas de tono formal y que duraron habitualmente unos 40 minutos, Hallett registró 25 episodios de chismes durante la discusión de asuntos oficiales.
Los vídeos permitieron que los investigadores analizaran la dinámica de poder en juego cuando ocurrían los chismes.
Los investigadores encontraron que el chisme en un contexto formal es, a la vez, similar y diferente del que se produce en un encuentro informal.
Los chismes son, casi siempre, negativos, pero el chisme en conversaciones informales es más directo que si ocurre en una reunión formal.
Una vez que se pone en marcha el chisme informal, las evaluaciones negativas continúan con un tono más duro pero duran menos que las que ocurren en el chisme formal.
"Si le interesa saber cómo funciona una organización puede echarle un vistazo al organigrama y eso le dará una idea", dijo Hallett.
Pero la realidad es distinta: "si uno presta atención descubrirá quién es el que tiene una posición más alta en términos informales, y eso no aparece en el organigrama", añadió el investigador para quien esa observación, sin duda, "puede ayudarle a entender cómo funciona realmente su empresa". EFE
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