La actriz francesa presentó en el Festival de Cannes el filme "Deux jours, une nuit", de los hermanos Dardenne que compite por la Palma de Oro.
La francesa Marion Cotillard ha interpretado personajes muy variados y complejos, pero aún le queda mucho por hacer y además de comedia o de cine de acción, reconoce que siente "fascinación" por algo más original, hacer de hombre.
"Siento fascinación por interpretar a un hombre, porque eso me parece imposible, pero eso al mismo tiempo me excita un poco", afirmó hoy Cotillard en una rueda de prensa en Cannes donde presentó el filme "Deux jours, une nuit", de los hermanos Dardenne, que compite por la Palma de Oro del festival.
Muy sonriente, la actriz explicó que le gustan los papeles complejos, como el que interpreta en el filme de los Dardenne, donde es una mujer que trabaja en una compañía de paneles solares, cuyo director propone a los empleados que voten si quieren una prima de 1.000 euros o que ella mantenga su trabajo.
"Me gustan las mujeres que luchan y sobreviven y que descubren cosas nuevas que no conocían de ellas mismas en ese proceso", como la que interpreta en la película de los Dardenne, la inmigrante polaca de "The inmigrant" o la entrenadora de orcas que pierde las dos piernas en "De óxido y hueso".
"Me conmueven los personajes de supervivientes, la gente que sale de cualquier cosa, de una situación, de una minusvalía, eso me lleva sobre el lado humano, me hace visitar el corazón y el alma humana", agregó.
Pero, ante la pregunta de si a través de esos personajes busca escapar de su innegable belleza, la actriz aseguró que no elegiría "un papel sin maquillaje o sin peinado" solo para escapar de esa belleza.
"No me considero alguien feo", dijo Cotillard remarcando la obviedad, pero resaltó que "cualquiera, incluso una mujer muy muy bella, a veces no se ve así en relación consigo misma".
En su caso, cree que su punto fuerte está en su capacidad física de transformación, que le permite ser muy guapa o muy fea según sea necesario para el papel. "No está nada mal para este trabajo", señaló con una enorme sonrisa y muy guapa con un vestido corto de pedrería.
"Tengo esa capacidad física de poder representar a mujeres sublimes o feas", dijo la actriz un poco perdida en su respuesta, antes de reflexionar y referirse a la española Penélope Cruz, de la que dijo: "es muy complicado hacerla fea", remarcando especialmente el "muy".
Pero en el filme "Non ti muovere", de Sergio Castellitto, lo consiguieron. "Está irreconocible, la convierten en físicamente repugnante, verdaderamente horrible", afirmó tras asegurar que en su opinión Penélope hace "una de las grandes interpretaciones femeninas de todos los tiempos".
En su caso, en el filme de los Dardenne no aparece fea, pero sí sin artificios ni maquillajes, como una trabajadora, madre de familia y una mujer que acaba de salir de una depresión cuando le dicen que puede perder su empleo.
Un personaje, que como todos los que interpreta, tiene que ser un descubrimiento, "un flechazo a todos los niveles, por la historia, el personaje, el director, los actores con los que voy a compartir esa aventura", enumera.
Y para construir este y otros personajes, no tiene un método de trabajo. Ese método lo marca cada proyecto, aunque reconoce que hace un gran trabajo de investigación en el interior de la persona.
"Cuando visito y conozco el interior, sé que el exterior va a venir solo", dijo Cotillard, que sin embargo reconoció que también es importante el aspecto exterior, la forma de andar, de respirar, de expresarse. Todo "cuenta mucho de la personalidad de alguien".
"Busco las claves que me ayuden a conocer la personalidad de la persona. A veces no necesito conocer todo y necesito mantener un poco de misterio sobre el personaje, como en el caso del filme de (Jacques) Audiard -"De óxido y hueso"-.
Y para conseguir que los personajes sean reales y no solo lo parezcan, asegura que es una cuestión de mucho trabajo y de poca improvisación
"Solo con una enorme dosis de trabajo de investigación se llega a esa imagen de realidad y a esa apariencia de improvisación", afirmó.
Un realismo que inyecta a sus personajes y que le ha hecho ganar muchos premios, como un Óscar por "La vida en rosa" ("La vie en rose"), papel que también le valió un Globo de Oro y un César, galardón que ya tenía por el filme "Largo domingo de noviazgo" ("Un long dimanche de fiançailles").
Pero asegura que los premios no le obsesionan: "No pienso mucho en los premios. Soy bastante feliz de no tener que intentar no pensar en ellos. Debo tener una protección natural que hace que no forme parte de mi funcionamiento".
Y aunque afirma que le da mucha alegría recibir reconocimientos por su trabajo, destaca principalmente que tras el Óscar le llegaron muchos proyectos interesantes. "Tengo la suerte de nunca desear un premio".
EFE
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