Con fantásticos o sin ellos, debemos volver a ese tramado que nos dio éxitos en la pasada Copa América. Para ello basta con aceptar los errores y en cuanto al técnico, ya está grande para darse cuenta para darse cuenta de hasta qué punto oír y seguir a los jugadores y en que momento rectificar y liderar un saludable viraje estratégico.
Ante todo no perdamos de vista la figura general. Cada vez que ganemos de local nos pondremos nuevamente cerca del mundial, dependiendo de nuestra capacidad de probar puntos fuera. Claro, cuando uno ve la tabla de posiciones, desmoraliza saberse penúltimo. Pero es un tema, también de fixture adverso. Quiero decir que sobe cuatro partidos posibles, somos el único país que solamente ha jugado una vez en su casa, luego ha sido visitante en Chile, visitante en Ecuador y en una fecha ha sido privado de sumar puntaje por descanso forzoso.
Esa es la realidad y por eso esos tres puntitos ante Paraguay son nuestro verdadero tesoro, o mejor dicho, valdrán su peso en oro si logramos sumar tres puntos más en nuestra segunda cita de locales; ante Colombia en junio.
Obviamente no tiene mucho sentido comentar ahora ese partido pues al jugarse dentro de ocho meses, nadie sabe en que estado estarán las figuras de cada equipo. Esos ya se sabe. Pero juegue quien juegue, considero que debemos cambiar de planteamiento. En El Atahualpa, llevados de un diseño que no se materializado, terminamos afrontando el segundo tiempo con uno solo de contención, Retamozo, pues Sergio sacó a “Loba” y puso a Guevara. O sea se quedó con uno solo de contención. O sea, hizo el cambio del “Chemo”, Debo reconocerlo.
Más allá de las contingencias propias de cada partido, me queda claro que debemos cambiar de planteamiento juegue quien juegue. Con el cuento de los cuatro fantásticos y el sonsonete de “si podemos jugar juntos, Profe”, hemos abandonado el planteamiento humilde y útil de Copa América: tres de contención, un enlace por banda y uno solo en la delantera.
Digan lo que digan los involucrados, no es posible que seamos un equipo al que se lo puede sorprender tan seguido, salvo el primer tiempo ante México, toda la Copa América la jugamos con línea de cuatro, un tridente delante de esa línea, un creativo por derecho y otro por izquierda y un solo delantero para fajarse.
Con fantásticos o sin ellos, debemos volver a ese tramado que nos dio éxitos. Para ello basta con aceptar los errores y en cuanto al técnico, ya está grande para darse cuenta. Especialmente grande para darse cuenta de hasta qué punto oír y seguir a los jugadores y en que momento rectificar y liderar un saludable viraje estratégico.
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