Experto en tratamiento de adicciones señaló que la clave es que los padres enseñen a sus hijos a quererse a sí mismos y a discernir entre lo bueno y lo malo.
Los menores de edad en diversas circunstancias están expuestos al alcohol, las drogas y otros vicios, por ello es fundamental que los padres enseñen a sus hijos el manejo de situaciones de riesgo, sostuvo el especialista en tratamiento y rehabilitación de adicciones Percy Grandez.
En el marco de la campaña que promueve RPP Noticias "No le des a los menores problemas mayores", el experto señaló que como parte de un proceso común, el adolescente busca desligarse de los padres y espera ser aceptado por otros grupos.
"Si desde niño se le enseñó qué es bueno y qué es malo o se le enseñó a quererse, los padres tendrán mayor seguridad de que podrá saber manejarse en esos contextos", afirmó.
"Si toma alcohol o consume sustancias tóxicas, el problema es que no se le ayudó a quererse a sí mismo y a manejar situaciones de riesgo", enfatizó.
Grandez remarcó que los adolescentes no solo están expuestos a las bebidas alcohólicas, y por ello la formación en el hogar y la escuela ayuda a que ellos sepan tomar las mejores decisiones ante otras situaciones de riesgo como los embarazos juveniles o la paternidad no responsable.
En cuanto a las actitudes que deben adoptar los padres en el caso de que sus hijos les confiesan que se han iniciado en el consumo de bebidas alcohólicas, el especialista dijo que la forma correcta de reaccionar es dándoles confianza y no satanizarlos a la primera, pues de esa forma solo se logrará un quiebre en la comunicación.
"La idea es darles soporte emocional y no satanizarlos, porque de los contrario solo logramos amedrentarlos y generar la idea en ellos de ‘para qué les cuento si luego me van a castigar’", comentó el entendido rehabilitación de adicciones.
En otro momento, comentó que si bien existen productos sustitutos para menores de edad como la cerveza sin alcohol, la experiencia de la práctica clínica demuestra que las personas buscan el efecto secundario de estos productos, como son la sensación de euforia o la pérdida de control.
No obstante, admitió que sí existe un efecto placebo, es decir, que si al menor de edad se les dice que el producto contiene alcohol, este se sugestiona y empieza a sentir los efectos de esa bebida.
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