Durante su homilía al iniciar el segundo recorrido del Señor de los Milagros, monseñor Carlos Castillo criticó también los "planes maestros" que "imponen normas" para excluir "mediante criterios de prioridad en beneficio de grupos elitistas".
El arzobispo de Lima Carlos Castillo se refirió a la actual coyuntura nacional durante su homilía de esta mañana por motivo del segundo recorrido de la procesión del Señor de los Milagros.
En ese sentido, el monseñor indicó que los peruanos "hemos ido entrando al callejón oscuro del deterioro y la desarticulación de las instituciones que deberían defendernos, puestas hoy al servicio, no del bien común general, sino de intereses mezquinos y particulares, que usan lo que es de todos para beneficio propio, y para encubrir males cometidos protegiendo intereses propios, en deterioro de la mayoría de nuestro pueblo que trata de ganarse la vida honradamente".
“La forma en la que Jesús y el Padre son uno solo, viene en nuestra ayuda para que aprendamos, de su amor, a ser uno entre nosotros los peruanos y lograr así la paz y la unidad que tanto anhelamos (...) Es lo opuesto totalmente a la indiferencia con que somos tratados los peruanos por quienes creen que la vida entre peruanos, entre cristianos, es solo mandar y obedecer a ciegas, como si fuéramos súbditos, como si fuéramos mascotas, como si fuéramos tontos, como si fuéramos robots", sostuvo.
"Hemos visto ayer (...) el asalto violento a una universidad"
En esa línea, el arzobispo consideró que "hay hermanos peruanos que son indiferentes a nuestro sufrimiento como pueblo, a pesar de que muchos de ellos suelen denominarse cristianos, católicos, sigue la costumbre colonial de despreciar y maltratar".
“Así también lo hemos visto ayer en el asalto violento a una universidad para doblegar una justa protesta ante una situación fraudulenta", sostuvo.
Cabe resaltar que, desde ayer, estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos llevan a cabo acciones de protesta contra las elecciones de decanos y demás autoridades de esa casa de estudios, argumentando que los comicios no tienen garantías de imparcialidad ni de principios democráticos.
Por otro lado, Castillo Mattasoglio se refirió a las recientes protestas de los comerciantes del emporio Mesa Redonda contra la Ley N° 31980, norma que crea un régimen especial para el centro histórico de la capital y limita rubros comerciales.
“Dinero y ambición son locura y muerte, el tipo de unidad que la sostiene está representada por las organizaciones mafiosas, anti inhumanas, inhumanas, frívolas y absurdas. Son moralmente cómplices de ellas todos los que directa o indirectamente las favorecen, sea con su silencio, sea con leyes directas o indirectas, sea con su indolencia y desprecio, sea con planes maestros que olvidan a los pobres e imponen normas que excluyen, mediante criterios de prioridad en beneficio de grupos elitistas sin contar con el trabajo diario de la gente sencilla, pensando más en ideas arcaicas de turismo y ornato sin consultar ni escuchar lo que piensan miles de gentes que se ganan la vida en la calle", indicó.
Además, el monseñor refirió que existen "grupos que se unen en la Iglesia para evitar que el Santo Padre Francisco reforme una Iglesia que está contagiada por ese tipo de unidad que está basada en arreglos y componendas".
"Ahí están algunos grupos católicos que todos conocemos, que han cometido execrables y pecuniarios delitos que han afectado duramente la credibilidad de la Iglesia", resaltó.
Finalmente, Carlos Castillo resaltó que la protesta pacífica es un derecho que está presente en la Constitución y que es contemplado por la doctrina social de la Iglesia católica.
"Hemos visto la organización de la unidad pensando en el bien de todos para afrontar unidos y pacíficamente la cadena de muerte destructiva en el mundo del transporte y los pequeños negocios y en la cadena de desprecio hacia quienes trabajan en la calle y que también, pacíficamente, se han visto obligados a salir a protestar. No solo la Constitución protege el legítimo derecho de protesta ante una injusticia, ejercido organizada y pacíficamente, también la doctrina social de la Iglesia reconoce dicho derecho, considerando también como un deber una organización de base para exigir pacíficamente, para impedir las injusticias (…) Todas esas organizaciones son expresiones de dignidad humana", puntualizó.
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