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No detenerse nunca

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"Lo que me impresionado en Jesús, es su consigna de avanzar siempre. De manera que podría decirse que el elemento permanente del cristianismo es la orden de no detenerse nunca". (Henri Bergson)

Henri Bergson fue uno de esos cristianos en el corazón, aunque por sentimientos de solidaridad con su pueblo judío, nunca dio el paso defintivo de bautizarse. Pero su pensamiento y su corazón pensaban y amaban en cristiano.
Vivía impactado con su conciudadano Jesús. Y sobre todo por la actitud que Jesús quiso imprimir a su Iglesia. Una actitud de “siempre adelante” y “no detenerse nunca”. Una realidad que no siempre constatamos luego en nuestro caminar eclesial.
Para Bergson, la Iglesia es un dinamismo llamado a abrir fronteras, a abrir caminos. Así la entiende él que, todavía no era miembro oficial de la Iglesia. Resulta preocupante que los que están fuera sientan a la Iglesia de manera bastante diferente a los que estamos dentro.

Nosotros preferimos una Iglesia que espera la oportunidad.
Preferimos una Iglesia que, en vez de quemarse, opta por la prudencia.
Preferimos una Iglesia sentada que una Iglesia caminante por los caminos de los hombres.
Preferimos una Iglesia donde la gente nos complique la vida con novedades.
Preferimos una Iglesia donde los teólogos no aventuren nuevas lecturas del Evangelio para hoy, sino que sigan repitiendo lo que siempre se ha dicho.

Pero Bergson descubría este “no detenerse nunca” desde su experiencia evangélica de Jesús. Porque Jesús no fue de los esperó, sino de los que siempre salió al encuentro. Jesús no fue de los que midieron las consecuencias, sino de los que corrió el riesgo.

Nuestro peligro es ver a la Iglesia no al margen de Jesús. Pero sí una Iglesia no cuestione demasiado, no pregunte demasiado. Nos olvidamos de la Iglesia de la Ascensión “id a todos los pueblos”. A hacer discípulos de todos los pueblos. A bautizarlos y enseñarles todo lo que yo os he dicho.
Pero lo que Jesús dijo en aquel entonces necesita ser traducido hoy.
Una versión moderna de Jesús.
Una versión de Jesús hoy y para el hombre de hoy.
Y una Iglesia sin su modelo Jesús, será nuestra Iglesia pero no la que El fundó.
¡No paralicemos a la Iglesia!
¡No a una Iglesia con muletas!
¡Sí a una Iglesia con patines!

Yo quisiera ver al Papa con patines.
Yo quisiera ver a los Obispos con patines.
Yo quisiera ver a los sacerdotes con patines.
Yo quisiera ver a los laicos con patines.
Con los patines del Espíritu Santo que siempre empuja para adelante.
El Espíritu tiene la misión de recordar.
Pero también la misión de hacernos ver lo que ha de venir.

Vemos a David bailando delante del Arca de la Alianza, que era para ellos lo más sagrado.
¿Qué pasaría si hoy viésemos al Párroco entrar a celebrar la Misa bailando?
Sería el mayor escándalo para los fieles. Y de seguro que le cambian de Parroquia.
Pero luego, diremos que la Misa es la fiesta pascual del encuentro con el resucitado.
Pero ¿hay fiesta sin baile?
¿Hay fiesta sin celebración alegre?

Jesús no dejó una Iglesia mirando al cielo ni mirando al pasado, sino una Iglesia mirando a los hombres, mirando al mundo, mirando al futuro. Una Iglesia que tiene la misión y la “orden de no detenerse nunca”. “Id y haced”.

Una Iglesia que se detiene, que se queda, es una Iglesia que vive del recuerdo pero no de la esperanza. Todos los verbos del Evangelio de la Ascensión son verbos de futuro: “id”, “haced”, ”enseñad”, “bautizad”.
Id a donde yo no he llegado.
Id a los pueblos a donde yo no he podido ir.
Llegad a donde yo no he llegado.
Bautizad a los que yo no he bautizado.
Enseñad a los que yo no logré enseñar.
Caminad “sin deteneros nunca”.

Y no os preocupéis que yo iré con vosotros, porque “yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. No caminamos hacia la creación sino hacia el fin del mundo. No caminamos hacia atrás sino hacia delante.
La Iglesia más que “frenos” necesita de “acelerador”. ¿Alguien se escandalizará de que yo pida una Iglesia “Fórmula 1”?  Porque el motor de la Iglesia no es el de un carro ordinario, sino de Fórmula 1, porque su motor es el mismo Jesús y su Espíritu Santo.

Clemente Sobrado C. P.
www.iglesiaquecamina.com

Amigos tenéis una invitación a formar parte del Club Amigos de la Esperanza.
Tenemos que ser luz para los que no ven.
Tenemos que llevar una esperanza a quienes ya la han perdido.
Para ellos os animo a visitar este Blog y reenviarlo a todos vuestros amigos.

http://clubdelaesperanza.blogspot.com/

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