"Desde septiembre, los donantes han estado tardado un poco en proporcionarnos fondos, además hay varias crisis en el mundo que requieren también de ayuda...", explicó una representante de la ONU.
El anuncio esta semana del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU de que iba a suspender la entrega de vales de comida a refugiados sirios los ha sumido en la ansiedad y deja en la incertidumbre a las ONG que trabajan sobre el terreno.
"Nosotros empleábamos los vales para comprar pan y alimentos básicos, no sé qué vamos a hacer ahora", lamenta en declaraciones a Efe por teléfono Nader, un refugiado sirio residente en la localidad libanesa de Arsal.
Como muchos compatriotas suyos que han huido de la guerra, la familia de Nader, integrada por cinco personas, recibía 150 dólares (30 por cada miembro) a través de una tarjeta electrónica que era recargada mensualmente para que pudieran adquirir comida en tiendas de la zona.
Sin embargo, hace dos días Nader recibió un mensaje en su móvil por el que el PMA informaba de que este mes no recibiría el dinero.
La agencia de la ONU anunció a comienzos de esta semana que suspendía este programa, que cubría a 1,7 millones de refugiados en países vecinos de Siria, por falta de financiación.
La directora del PMA en el Líbano, Gawaher Atif, explicó a EFE que se ha llegado a esta situación por varios factores.
"Desde septiembre, los donantes han estado tardado un poco en proporcionarnos fondos, además hay varias crisis en el mundo que requieren también de ayuda como Somalia, el Yemen o Sudán del Sur", enumeró la responsable humanitaria.
Y es que "hay tantas demandas que es difícil reunir el dinero necesario", agregó Atif, quien destacó que el PMA lanzó a comienzos de este año un llamamiento para lograr 2.000 millones de dólares para la crisis siria, lo que supone un cuarto de su presupuesto total.
Aun así, se mostró confiada en que la asistencia se reanudará "lo antes posible", e incluso este mismo mes, eso sí, "dependiendo de la generosidad de los donantes".
Pese a que el programa se ha paralizado en los Estados que albergan refugiados -el Líbano, Jordania, Irak, Egipto y Turquía- , la organización continúa "por el momento" suministrando ayuda dentro de Siria.
Con el objetivo de recaudar los fondos necesarios, 64 millones de dólares, para reactivar el programa este mes, el PMA inició ayer una campaña en las redes sociales durante tres días por la que se puede donar un dólar a través de su página web.
La suspensión también ha afectado el trabajo de las ONG que funcionan sobre el terreno y que colaboraban con el PMA, como hasta ahora hacía Acción contra el Hambre (ACH) en áreas como la región de Tiro, en el sur del Líbano.
"Estamos todavía esperando para ver el impacto, no sabemos si esto solo será durante el mes de diciembre o se alargará", dijo a Efe el portavoz regional de ACH, Florian Seriex, quien recordó que, a través de su ONG, unas 190.000 personas se beneficiaban de la ayuda en el sur del Líbano.
El portavoz subrayó que se han encontrado con muchos casos de malnutrición, especialmente entre menores de cinco años, y que en los últimos días han recibido numerosas llamadas telefónicas de refugiados que no entendían el porqué de esta medida.
Los vales "suponen una oportunidad para dar dignidad y autoestima a los refugiados porque les permiten comprar lo que quieren en tiendas", designadas para este fin, remarcó Seriex.
El Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha advertido ya de las consecuencias negativas si la suspensión se prolonga.
Para la portavoz del ACNUR en el Líbano, Dana Sleiman, esto podría originar más tensiones, inestabilidad e inseguridad.
"Tememos que los refugiados recurran a "estrategias negativas", por decirlo de algún modo, para hacer frente a la situación, porque muchos están en condiciones muy precarias", reflexionó Sleiman en declaraciones a Efe.
En ese sentido, aclaró que los refugiados podrían sacar a los niños de la escuela para ayudar a conseguir dinero a sus familias y que pueden registrarse casos de abusos y explotación de menores y trabajadores sirios o un aumento de los robos, lo que podría degenerar en tensiones con las comunidades de acogida.
Tampoco descartó que muchos opten por regresar al territorio sirio por canales "irregulares" ante el riesgo de morirse de hambre en los lugares a los que se han desplazado.
Siria es escenario de un conflicto armado desde marzo de 2011, que ha causado más de 200.000 muertos y 3,2 millones de refugiados, según datos del ACNUR.
EFE
Comparte esta noticia