Las flores de las alfombras que se colocan son recogidos y, según la costumbre, tienen un alto poder curativo.
La fiesta religiosa denominada como el Cuasimodo se celebra cada segundo domingo de Pascuas en la provincia puneña de Yunguyo al recordar el “Día de los Cristianos Bautizados”.
Desde muy temprano, los tenientes gobernadores acompañados de sus dignísimas “taykas” o tenientinas y acompañados por gente de sus comunidades empiezan a elaborar las alfombras de flores en el entorno de la Plaza de Armas de Yunguyo.
Según la costumbre, las mujeres acopian pétalos de flores de diferentes colores y en un lugar apropiado de la plaza se lo entregan a los hombres quienes diseñan y realizan el tendido de la alfombra de flores.
Mientras todo es ajetreo y mucho entusiasmo en la plaza, en el interior de la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción, se realiza la misa correspondiente con la participación de las autoridades políticas y de la población en general.
Y, al mediodía, una vez culminada la misa, el párroco Miguel Maquera Chambilla, acompañado de las autoridades y acólitos inician el recorrido portando al Santísimo por toda la alfombra tendida en el entorno de la plaza
Allí se realiza la bendición a todas las flores y a los asistentes a esta actividad costumbrista.
La exposición del Santísimo es la devoción que tiene por objeto la adoración de Cristo Eucarístico. Se fundamenta en la fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. La Eucaristía se expone en una custodia (ostensorio) para adoración.
Una vez concluida la adoración del santísimo se retorna a la parroquia e inmediatamente la población asistente al acto realiza el recojo de los pétalos bendecidos para utilizarlo posteriormente –según muchos lugareños- como medicina para diferentes males ya sea de las personas como de sus animales.
En horas de la tarde, los tenientes gobernadores acogen a todos sus invitados y familiares para brindarles un ágape con el respectivo compartir de bebidas para calmar la sed, convirtiendo la Plaza principal de Yunguyo un lugar de reencuentro y confraternidad.
Por: Paty Condori
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