El juez español cobró fama internacional en 1998 por pedir a Inglaterra la detención con fines de extradición del exdictador chileno Augusto Pinochet por la muerte de ciudadanos españoles.
El juez Baltasar Garzón, de 56 años, cobró fama internacional en 1998 por pedir a Inglaterra la detención con fines de extradición a España del exdictador chileno Augusto Pinochet por la muerte de ciudadanos españoles durante su mandato (1973-1990).
Este pedido obligó al gobierno británico a tomar una decisión sobre la situación del exdictador, por lo que, tras realizarle exámenes médicos se le concedió la liberación humanitaria por razones de salud el 2 de marzo del 2000.
Al día siguiente Pinochet viajó a Chile donde fue juzgado hasta su muerte el 10 de diciembre del 2006.
Este no es el único caso que asumió el juez más querido de España, ya que también dirigió importantes operaciones contra el tráfico de drogas, especialmente en Galicia, con la operación "Nécora" (1990), con la que desarticuló la organización liderada por Laureano Oubiña, y con la operación "Pitón" (1991), con la detención de los integrantes del llamado "clan de los Charlines", que operaban en las costas gallegas.
Tras regresar a la Audiencia Nacional Española, después de participar en política, sus investigaciones contra el llamado terrorismo de Estado contribuyeron también a denunciar las acciones de José Barrionuevo Peña, ministro de Interior del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), con relación a los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL).
Este fue uno de los factores que llevó a la derrota del PSOE, en las elecciones de 1996.
Garzón investigó también a la organización terrorista ETA y en 1998 ordenó el registro de varias sedes de la Coordinadora de Alfabetización y Euskaldunización de Adultos (AEK).
Además, en octubre de 2002, suspendió durante tres años las operaciones del partido Batasuna, considerando que formaba parte del entramado de ETA.
Oro caso que causó repercusión internacional fue cuando en abril de 2001, solicitó al Consejo de Europa desaforar al entonces primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, miembro de la asamblea parlamentaria del Consejo.
Hoy, la trayectoria del juez Baltasar Garzón se ve interrumpida, tal vez para el resto de su vida, luego que el Tribunal Supremo de España lo condenara a 11 años de inhabilitación por ordenar escuchar las comunicaciones que mantuvieron en prisión los cabecillas de la trama Gürtel con sus abogados.
Garzón fue juzgado por los delitos de prevaricación y contra las garantías constitucionales por haber ordenado dichas escuchas, en un proceso en el que la acusación la ejercieron los abogados de los cabecillas de la presunta red corrupta.
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