El cineasta chileno dijo que terminó "a duras penas" su última película, "Misterios de Lisboa", que estará en el Festival de San Sebastián, debido al cáncer de hígado que padece.
El cineasta chileno Raúl Ruiz dijo que terminó "a duras penas" su última película, "Misterios de Lisboa", que estará en el Festival de San Sebastián, debido al cáncer de hígado que le fue diagnosticado a finales de 2009 en pleno rodaje y que lo obligó a someterse a un trasplante el pasado marzo.
En una entrevista que pubEl cineasta chileno Raúl Ruiz dijo que terminó "a duras penas" su última película, "Misterios de Lisboa", que estará en el Festival de San Sebastián, debido al cáncer de hígado que le fue diagnosticado a finales de 2009 en pleno rodaje y que lo obligó a someterse a un trasplante el pasado marzo.lica hoy el diario La Tercera, el cineasta chileno, que huyó a Francia tras el golpe de Estado de 1973, afirmó que tras el trasplante de hígado pensó que moría.
"Terminé a duras penas esta película", apuntó, pero dijo que "a la larga fue mejor" ya que "le dio un patetismo suplementario que no estaba previsto".
"Si crees que después de esta película te vas a morir, adquiere una solemnidad que no estaba contemplada en el guión", puntualizó el cineasta, de 69 años.
Basada en la novela homónima del portugués Camilo Castelo Branco, "Misterios de Lisboa" narra varios relatos ambientados a comienzos del siglo XIX donde se cruzan aventuras, coincidencias, revelaciones y pasiones violentas en torno a un huérfano, un sacerdote, una condesa y un ex pirata.
El filme concursará en la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, cuya 58 edición se celebrará entre el 17 y el 25 de septiembre en esta ciudad del norte de España, además de haber sido pedida por el festival de Sao Paulo en Brasil, el de Pusan en Corea y los de Estoril y Roma en Italia.
"Estoy sorprendido por la aceptación", comentó tras recordar que cuando la cinta se mostró en el festival de Cannes estaba en el hospital, "entre la vida y la muerte".
Según el cineasta que alcanzó notoriedad internacional a principios de los años 80 con películas como "Las tres coronas del marinero" (1983) y "La isla del tesoro" (1985), "Misterios de Lisboa" es una versión lusa de las novelas de Blest Gana que retrata una época y la identidad de un país gracias a la "sensibilidad portuguesa, eminentemente melancólica" de Branco.
Ruiz adelantó que, además de terminar dos libros y de intentar viajar en diciembre a Chile para presentar su montaje de teatro "Amledí", pretende preparar un película "chica" en Portugal, pero que en ningún caso filmará en 2011.
"El trasplante no está ganado", afirmó el cineasta, que es consciente de que la recuperación puede durar mucho tiempo, pero de momento celebra que, hasta hoy, la única consecuencia del trasplante es que le hace comer mucho.
Sin embargo, es realista: "el hígado no es garantía de nada, sólo sirve para saber que nada es garantía de nada".
Pero afortunadamente, dijo, un rodaje ya no es lo que era hace 15 años, cuando se necesitaba buen estado físico para rodar.
"Ahora uno está sentado frente a tres monitores y das instrucciones a los asistentes", explicó, lo que añadió "va a dejar una nueva generación de cineastas gordos y potones".
Ruiz, que agradeció a Portugal, donde filmó por primera vez hace 30 años, que le diera la oportunidad de hacer un cine popular como el que hacía en Chile, se mostró crítico con los jóvenes cineastas europeos.
"Se está buscando la pequeña joyita, y los efectos están tan depurados que no se ven", señaló Ruiz, que apuntó al error de las escuelas de cine de seleccionar a los alumnos por su inteligencia.
"Los grandes cineastas eran bastante tontos y poco cultos", sentenció.
Preguntado por el cine digital, Ruiz dijo que no tiene más reservas que con la medicina que cambia cada mes, pero que este formato sólo va a democratizar el cine "hasta cierto punto".
"Ahora una producción digital es más cara que una de 35mm y requiere una gran complejidad", concluyó.
-EFE-
En una entrevista que pubEl cineasta chileno Raúl Ruiz dijo que terminó "a duras penas" su última película, "Misterios de Lisboa", que estará en el Festival de San Sebastián, debido al cáncer de hígado que le fue diagnosticado a finales de 2009 en pleno rodaje y que lo obligó a someterse a un trasplante el pasado marzo.lica hoy el diario La Tercera, el cineasta chileno, que huyó a Francia tras el golpe de Estado de 1973, afirmó que tras el trasplante de hígado pensó que moría.
"Terminé a duras penas esta película", apuntó, pero dijo que "a la larga fue mejor" ya que "le dio un patetismo suplementario que no estaba previsto".
"Si crees que después de esta película te vas a morir, adquiere una solemnidad que no estaba contemplada en el guión", puntualizó el cineasta, de 69 años.
Basada en la novela homónima del portugués Camilo Castelo Branco, "Misterios de Lisboa" narra varios relatos ambientados a comienzos del siglo XIX donde se cruzan aventuras, coincidencias, revelaciones y pasiones violentas en torno a un huérfano, un sacerdote, una condesa y un ex pirata.
El filme concursará en la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, cuya 58 edición se celebrará entre el 17 y el 25 de septiembre en esta ciudad del norte de España, además de haber sido pedida por el festival de Sao Paulo en Brasil, el de Pusan en Corea y los de Estoril y Roma en Italia.
"Estoy sorprendido por la aceptación", comentó tras recordar que cuando la cinta se mostró en el festival de Cannes estaba en el hospital, "entre la vida y la muerte".
Según el cineasta que alcanzó notoriedad internacional a principios de los años 80 con películas como "Las tres coronas del marinero" (1983) y "La isla del tesoro" (1985), "Misterios de Lisboa" es una versión lusa de las novelas de Blest Gana que retrata una época y la identidad de un país gracias a la "sensibilidad portuguesa, eminentemente melancólica" de Branco.
Ruiz adelantó que, además de terminar dos libros y de intentar viajar en diciembre a Chile para presentar su montaje de teatro "Amledí", pretende preparar un película "chica" en Portugal, pero que en ningún caso filmará en 2011.
"El trasplante no está ganado", afirmó el cineasta, que es consciente de que la recuperación puede durar mucho tiempo, pero de momento celebra que, hasta hoy, la única consecuencia del trasplante es que le hace comer mucho.
Sin embargo, es realista: "el hígado no es garantía de nada, sólo sirve para saber que nada es garantía de nada".
Pero afortunadamente, dijo, un rodaje ya no es lo que era hace 15 años, cuando se necesitaba buen estado físico para rodar.
"Ahora uno está sentado frente a tres monitores y das instrucciones a los asistentes", explicó, lo que añadió "va a dejar una nueva generación de cineastas gordos y potones".
Ruiz, que agradeció a Portugal, donde filmó por primera vez hace 30 años, que le diera la oportunidad de hacer un cine popular como el que hacía en Chile, se mostró crítico con los jóvenes cineastas europeos.
"Se está buscando la pequeña joyita, y los efectos están tan depurados que no se ven", señaló Ruiz, que apuntó al error de las escuelas de cine de seleccionar a los alumnos por su inteligencia.
"Los grandes cineastas eran bastante tontos y poco cultos", sentenció.
Preguntado por el cine digital, Ruiz dijo que no tiene más reservas que con la medicina que cambia cada mes, pero que este formato sólo va a democratizar el cine "hasta cierto punto".
"Ahora una producción digital es más cara que una de 35mm y requiere una gran complejidad", concluyó.
-EFE-
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