Si un bebé presenta ampollas, dolor y deshidratación agua puede estar insolado. Se recomeienda no exponerlos al sol antes de los dos meses de vida.
“Lo recomendable es no exponer a los niños al sol antes de los dos meses de vida. Un niño con insolación presenta fiebre, enrojecimiento, ampollas, dolor y deshidratación aguda”, dijo Víctor Chiquehuanca Vilca, pediatra del hospital Sisol.
En un niño la insolación es más elevada, sobre todo en lactantes (menores de 2 años) porque cerca del 85% de su cuerpo es agua, frente al 70% de un adulto, y son muy frágiles a temperaturas elevadas por el riesgo de deshidratación.
“Durante el verano, los niños deben estar siempre protegidos con cremas bloqueadoras, las mismas que deben aplicarse media hora antes de la exposición directa al sol; se debe vestirlos con camiseta y enterizo de algodón; gorro o sombrero de ala ancha; y bajo la protección de sombrillas o carpas”, recomendó el especialista.
¿Qué puede ocasionar la insolación en un niño?
• Deshidratación aguda, que es más grave cuando el niño es más pequeño
• Fiebre, en particular en lactantes, que es consecuencia de la deshidratación
• Quemaduras de primer grado (enrojecimiento, tumefacción o edema y dolor en la zona afectada), que puede avanzar hasta segundo grado (ampollas, enrojecimiento y dolor) de acuerdo al tiempo y grado de exposición a los rayos solares.
Recomendaciones para estos casos:
• Hidratación apropiada según la edad del niño, desde lactancia materna en los menores de un año hasta líquidos con electrolitos y agua pura. En niños mayores, además de líquidos en cantidad abundante, se les puede dar sopas, caldos, cremas de verduras y frutas.
• En caso de fiebre, acudir en corto plazo al especialista más cercano.
• En caso de quemaduras, además de proteger las zonas lesionadas con cremas estériles hidratantes, se deberá efectuar una consulta médica.
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