En el marco del Día del Paciente, que se conmemoró el 13 de agosto, hablaremos sobre lo que viven emocionalmente las niñas, niños y adolescentes hospitalizados por diversas enfermedades.
Los niños hospitalizados demandan primordialmente ser vistos como personas activas, participativas y con capacidad de comunicar claramente sus puntos de vista y requerimientos. Buscan vínculos humanos e interacciones con las personas que los atienden basadas en el afecto, el respeto auténtico y la consideración a su persona, su naturaleza de niño o adolescente, y a su condición de paciente en proceso de recuperación.
Asimismo, el amor, el juego y el movimiento son componentes indispensables que deben estar presentes en todo abordaje y sistema de salud dirigido a niños y adolescentes.
La situación de enfermedad y hospitalización es una crisis que genera en los niños, adolescentes y sus familias un escenario de tensión, miedo, dolor, angustia e incertidumbre. Todos estos sentimientos requieren ser atendidos con propiedad y humanidad y que, para ello, es necesario que el personal de salud y toda persona que los atienda revisen cómo están manejando estos aspectos al momento de interactuar con los pacientes.
Por su parte, el sistema de salud debe tomar en cuenta los condicionantes sociales de la salud para comprender y atender a los niños y adolescentes no sólo desde un enfoque de curación de la enfermedad, sino más bien de forma holística e integral, logrando prevenir que los niños recaigan en las causas que generaron la dolencia, que muchas veces son formas de maltrato del sistema de vida del menor.
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