En la adolescencia, junto con los cambios físicos y sicológicos, también se transforma la manera en que los jóvenes se relacionan con sus padres y su entorno.
Deben considerarse señales de alerta cuando los adolescentes: están desaliñados y sucios y pasan varios días sin bañarse; bajan el rendimiento escolar y dejan de interesarse por las actividades que antes les motivaban; y cuando cambian los lugares y fiestas que frecuentaban y empiezan a relacionarse con personas muy distintas a ellos, que suelen tener los estigmas del consumidor: tatuajes o accesorios alusivos a la marihuana u otras drogas, agresividad y despreocupación por la relación con los adultos.
Los Padres
La comunicación es un factor protector porque los padres que están cerca de sus hijos notan primero los cambios. Cuando hay sospechas de consumo, hay que hacerse cargo amorosamente. Ignorar el problema no sirve. Tampoco tener una actitud intrusiva en la primera etapa, revisando sus mails o mensajes de celular, ya que esto sólo generará rebelión en el adolescente. La recomendación es que los padres se aproximen de manera progresiva y se hagan el tiempo para hacer conexión con sus hijos: ir juntos de compras o ver un partido de fútbol. Plantearles que están preocupados, que quieren saber qué les pasa y si están consumiendo alguna droga. Si se trata de un consumo aislado, pactar restricciones específicas, como que deje de frecuentar algunos lugares y amistades. También pactar que deje de consumir por un tiempo y evaluar si la conducta cambia. En caso de que así sea, premiar su esfuerzo y reconocerlo. Si los conflictos persisten, buscar ayuda especializada, a fin de detectar si hay consumo abusivo o dependencia e iniciar un tratamiento.
Factores en Contra
Se considera un factor de riesgo cuando en las familias hay altos niveles de conflicto y poca cohesión: no comen juntos, no comparten actividades los fines de semana, no tienen confianza para contarse lo que les pasa. También cuando los hijos sienten que sus padres no los toman en cuenta, aunque sea para retarlos porque llegaron tarde. Es inadecuado que la mamá o el papá tomen alcohol de más en alguna reunión en el que están los hijos y sus amigos. O que los padres piensen que porque ellos fumaron marihuana en la universidad y pudieron dejarlo, sus hijos también podrán hacerlo. Nunca hay que perder de vista que la familia es el núcleo central de prevención, así como parte fundamental para que un tratamiento de rehabilitación tenga buenos resultados.
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