RPP Noticias realizó una crónica de la operación que liberó no solo a los rehenes, sino a todo el país del flagelo terrorista.
Con la frase “Mary está enferma” se dio inicio a una de las operaciones de rescate más exitosas de la historia militar de nuestro país. Los miembros del comando Chavín de Huantar ingresaron a la residencia del embajador de Japón en Perú, donde 14 terroristas del MRTA mantuvieron como rehenes por 4 meses a 72 personas.
Fueron tres explosiones las que sirvieron de distracción para que los 146 comandos liderados por el general del Ejército José Williams Zapata tomaran la residencia. Una de esas explosiones fue localizada exactamente donde un grupo de emerretistas jugaba un partido de fulbito.
Rápidamente la patrulla alfa logró tomar control de la primera planta de la residencia. Sin embargo, varios terroristas lograron alcanzar el segundo piso del inmueble desde donde se enfrentaron a los comandos.
Escape y colaboración de rehenes. Los rehenes pudieron escapar por la terraza desde donde entraba el comando encargado de asegurar la segunda planta. Según comentó el excongresista Luis Chang, nunca perdieron la determinación, pues sabían que era su oportunidad de escapar. “Cuando se abrió la puerta, dijimos que esa era la hora y fue allí cuando vimos entrar a un comando que nos liberó”.
La situación de los rehenes durante los 126 días de reclusión fue precaria. Los terroristas controlaban la ayuda que ingresaba, pero gracias a la colaboración entre Inteligencia y el entonces Arzobispo de Ayacucho Juan Luis Cipriani, se consiguió infiltrar un micrófono para que el vicealmirante Luis Giampietri, informara a las fuerzas armadas sobre los movimientos de los emerretistas.
Entrenamiento y bajas. La operación duró 17 minutos, debido a que los comandos entrenaron durante meses conociendo cada detalle de la residencia en una réplica que se construyó en los cuarteles del ejército en Chorrillos. El general Zapata comentó que en todo momento tuvieron la convicción de que la operación sería un éxito.
Tres bajas se registraron tras la incursión, la del magistrado Carlos Giusti Acuña y los comandos del Ejército Peruano, Raúl Jiménez Chávez y Juan Valer Sandoval. La hija de Valer recordó que un día antes de la operación cenaron juntos, pero al día siguiente no volvió.
El comando que sacrificó su vida por salvar al canciller Francisco Tudela, había dejado un mensaje para su esposa. “Siempre te amaré pase lo que pase”.
Reconocimiento merecido. Veinte años después de la exitosa operación y pese a que los comandos han sufrido procesos judiciales y cuestionamientos sobres sus acciones, el Congreso reconoció su valentía y les declaró Héroes de la Patria.
No solo por salvar a los rehenes, sino por marcar el fin de uno de los grupos terroristas que más daño ha hecho al Perú.
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