El presidente de la Federación de Básquet de Sudán del Sur llegó a ser estrella de la NBA. Tras su retiro, asumió su actual cargo y se propuso llevar a su país a la élite del deporte de la canasta. En París 2024, el combinado sursudanés debutó derrotando a Puerto Rico.
Un refugiado convertido en estrella de los Chicago Bulls. Tras su carrera en la NBA Luol Deng inició el proyecto de su vida: convertir al básquet en un motivo de esperanza en su país, Sudán del Sur, que el miércoles desafiará a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos.
Presidente de la federación, mecenas y entrenador. Luol Deng lo ha sido todo en la ascensión meteórica de Sudán del Sur, que debutó en una cita olímpica batiendo a Puerto Rico en la primera jornada (90-79).
Como jugador, Deng fue un icono del básquet sudanés -sursudanés tras la independencia del país en 2011-, siguiendo los pasos del gigante que maravilló a la NBA, Manute Bol (2,31 metros), el primero en disputar la gran liga (1985-1995).
Deng tuvo una carrera de 15 años, brillando con los Chicago Bulls (2004-2014) y disputando en dos ocasiones el All Star (2012, 2013).
También jugó en unos Juegos, Londres 2012, con Gran Bretaña, país en el que creció durante su juventud de refugiado.
'Visión, ideas y sueños'
Tras su retirada, en 2019, le llegó "la oportunidad" de presidir la Federación de Básquet de Sudán del Sur. "Entonces llegó la visión, las ideas y los sueños", señaló el año pasado al sitio oficial de los Juegos.
"Tenía la convicción de que había el talento, de que éramos uno de los mejores equipos de África, que podíamos dominar el básquet como Kenia y Etiopía dominaban el atletismo, como Jamaica en el esprint", explicó.
En cuatro años, ha convertido a las 'Estrellas Brillantes' en uno de los mejores equipos de África, único representante del continente en los Juegos de París.
Deng, de 39 años, siempre se ha mostrado activo con su tierra de origen, participando en asociaciones y organizaciones, a través de su fundación o haciendo un llamamiento para que los ciudadanos ejercieran el voto en el referéndum de la independencia de Sudán del Sur en 2011.
A pesar de conseguir la independencia, la paz nunca ha reinado en el país más joven del mundo, rasgado entre 2013 y 2018 por una guerra civil de la que todavía se recupera, lastrado por la miseria y la violencia político-étnica.
Originario de la ciudad de Wau, Luol Deng huyó de la guerra cuando era un niño, junto a su madre y sus ocho hermanos y hermanas, hacia Egipto.
Allí se inició en el básquet, a través de uno de sus hermanos, que participaba en los entrenamientos de Manute Bol cuando visitaba a la comunidad sudanesa.
Luego vivió en Gran Bretaña, donde su padre, el ministro sudanés Aldo Deng, había obtenido asilo político.
Su potencial es detectado por Estados Unidos, a través de la Blair Academy. A continuación, entra en la prestigiosa universidad de Duke, paso previo a la NBA.
En la Blair Academy iniciará una amistad de por vida con Royal Ivey, actual entrenador de la selección.
"Me acuerdo de Luol cuando llegaba al gimnasio, con 14 años y solo un par de zapatillas, pero tenía un sueño", señaló a la AFP Ivey, con lágrimas en los ojos.
"La manera en la que ha servido a su país y a su pueblo es única. Sudán del Sur tiene talento, pero no los medios. Luol fue la figura de proa para que talento y medios se encuentren construyendo cierta alquimia", añade.
'Creciendo lo vimos jugar'
Con su carisma, su determinación y su propio dinero, Deng lleva a cabo un proyecto que incluye la construcción de instalaciones a lo largo del país y la constitución de un equipo nacional competitivo.
"No es fácil, pero es apasionante", explicó. Entre sus labores, contactar con jugadores exiliados en Australia, Estados Unidos y Asia para convencerlos de que jueguen con el país de sus raíces. Puntualmente también ha ejercido de entrenador.
"Luol es un símbolo. Creciendo todos los vimos jugar en la NBA. Queríamos ser como él", señaló el ala-pívot Wenyen Gabriel.
El Team USA, ante el que se quedaron a un punto en la preparación (101-100), será el próximo objetivo de unas 'Estrellas Brillantes' que no tienen techo. (AFP)
Te recomendamos
Comparte esta noticia