Los últimos asaltos dejaron a Arreola con la cara completamente ensangrentada, sin que eso le detuviese de ir adelante en búsqueda de un golpe que le de el triunfo.
El ucraniano Vitali Klitschko no tuvo ningún problema para revalidar su título de campeón del peso pesado, versión Consejo Mundial de Boxeo, al vencer por abandono en el décimo asalto al méxico americano Cris Arreola.
La pelea pactada a 12 asalto que se disputó en el Staples Center de Los Ángels mostró a un Klitschko muy superior en todos los aspectos a su rival, menos en el apartado de la valentía y el pundonor de Arreola, que buscaba ser el primer púgil méxico americano campeón del peso pesado.
Sin embargo, la valentía y el pundonor no fueron suficientes para vencer a un rival que le superó en técnica, envergadura, pegada y mejor boxeo, de ahí que al final la esquina de Arreola decidiese que salir para el undécimo asalto no tenía ningún sentido porque la pelea ya estaba perdida.
Ni tan siquiera merecía la pelea esperar a que un golpe de suerte de su pupilo pudiese dar la gran sorpresa de la noche, aunque ese era el objetivo de Arreola, que en ningún momento se dio por vencido.
Klitschko, que tuvo como espectador de lujo a su hermano Wladimir, monarca de los títulos mundiales de Organización Mundial de Boxeo (OMB) de la Federación Internacional (FIB) y de la Organizacióm Internacional de Boxeo (OIB).
Arreola fue la imagen del púgil del querer y no poder, factor que le costó recibir un duro castigo con golpes potentes que no lo dejaron caído en la lona, pero perdedor.
Aunque su imagen de rebeldía cuando su preparador Henry Ramírez decidió tirar la toalla le dignifico mucho más en la figura de un púgil valiente y con gran capacidad de asimilación.
"Había recibido demasiado castigo", comento Ramírez al concluir la pelea. "Cuando le dije que iba a parar la pelea, su reacción fue de irritación".
Arreola había intentado durante toda la pelea en conseguir entrar en la guardia de Vitali Klitschko, pero le tocó pagar un precio muy caro porque a cambió recibió golpes desde todos los ángulos a la cabeza y el cuerpo, mientras que el campeón no exponía nada.
Los últimos asaltos dejaron a Arreola con la cara completamente ensangrentada, sin que eso le detuviese de ir para adelante en la búsqueda desesperada de un golpe potente que pudiese hacerle daño a Klitschko.
Pero el campeón se mostró dominador y excelente de forma física durante toda la pelea para exhibir también su mejor técnica con golpes de gancho de izquierda que combinó con derechas demoledoras.
Su asignatura pendiente fue que a pesar de todo el dominio y castigo que le infringió a Arreola, al final no pudo tirarlo a la lona ni tampoco doblegarlo a que pidiese el abandono sino que lo tuvo que hacer su esquina.
"Sabía que le estaba haciendo una cantidad de daño, pero mi rival se mostró grandioso, con una mandíbula increíble", admitió Klitschko. "La verdad es que me sorprendió que al final no saliese en el undécimo asalto".
Un juez de la pelea le dio los 10 asaltos a Klitschko y los otros dos vieron como ganador de uno a Arreola, que no pudo evitar la tercera victoria consecutiva del púgil ucraniano desde que regresó a los cuadriláteros después de cuatro años de retirada voluntaria, que le ayudó a recuperar su mejor condición física.
Su hermano Wladimir llegó para estar en la esquina de Klitschko por si necesitaba ayuda, pero no fueron necesarios sus consejos ante la superioridad mostrada por el campeón del mundo que desde el primer asalto dejó sin opciones a Arreola.
"Lo siento, realmente deseaba ser campeón", declaró Arreola después de haber concluido la pelea. "Nunca desee que el combate se parase".
De acuerdo a las estadísticas oficiales, Klitschko lanzó 802 golpes, una cantidad considerable para un campeón del peso pesado, y 301 llegaron a su objetivo.
Arreola sólo pudo hacer contacto con 86 golpes de los 331 que lanzó durante toda la pelea, haciendo buenos los pronósticos y las apuestas que estaban 5-1 a favor del campeón del mundo, superior en altura, directo de izquierda, que le impidió a su rival entrarle en la guardia.
La victoria fue la número 38 conseguida por Klitschko como profesional, incluidas 37 que fueron nocáuts, con sólo dos derrotas, mientras que Arreola cosechó la primera derrota de su carrera (27-1).
"Nunca pude alcanzarlo con un buen golpe", admitió Arreola. "Mi rival hizo la pelea que se suponía iba a realizar".
La gran mayoría de los aficionados que llegaron al Staples Center dieron su apoyo incondicional a Arreola, un nativo del Sur de California, aunque desde los primeros asaltos comprendieron que no iba a tener opción al triunfo.
"Fue una pelea dura, como esperaba", comentó Klitschko, que aunque tuvo en un tiempo a Los Ángeles como su ciudad de residencia, no recibió el apoyo del público. "Mi rival fue un púgil muy difícil y combativo".
Vitali Klitschko, de 38 años, volvió al Staples Center después que en el 2003 protagonizó una gran pelea frente al británico Lennox Lewis que le ganó, pero al año siguiente logró el título del CMB.
"Estoy feliz de haber vuelto a Los Ángeles y conseguir un triunfo importante de cara a la continuidad de mi carrera como profesional", agregó Klitschko.
EFE
La pelea pactada a 12 asalto que se disputó en el Staples Center de Los Ángels mostró a un Klitschko muy superior en todos los aspectos a su rival, menos en el apartado de la valentía y el pundonor de Arreola, que buscaba ser el primer púgil méxico americano campeón del peso pesado.
Sin embargo, la valentía y el pundonor no fueron suficientes para vencer a un rival que le superó en técnica, envergadura, pegada y mejor boxeo, de ahí que al final la esquina de Arreola decidiese que salir para el undécimo asalto no tenía ningún sentido porque la pelea ya estaba perdida.
Ni tan siquiera merecía la pelea esperar a que un golpe de suerte de su pupilo pudiese dar la gran sorpresa de la noche, aunque ese era el objetivo de Arreola, que en ningún momento se dio por vencido.
Klitschko, que tuvo como espectador de lujo a su hermano Wladimir, monarca de los títulos mundiales de Organización Mundial de Boxeo (OMB) de la Federación Internacional (FIB) y de la Organizacióm Internacional de Boxeo (OIB).
Arreola fue la imagen del púgil del querer y no poder, factor que le costó recibir un duro castigo con golpes potentes que no lo dejaron caído en la lona, pero perdedor.
Aunque su imagen de rebeldía cuando su preparador Henry Ramírez decidió tirar la toalla le dignifico mucho más en la figura de un púgil valiente y con gran capacidad de asimilación.
"Había recibido demasiado castigo", comento Ramírez al concluir la pelea. "Cuando le dije que iba a parar la pelea, su reacción fue de irritación".
Arreola había intentado durante toda la pelea en conseguir entrar en la guardia de Vitali Klitschko, pero le tocó pagar un precio muy caro porque a cambió recibió golpes desde todos los ángulos a la cabeza y el cuerpo, mientras que el campeón no exponía nada.
Los últimos asaltos dejaron a Arreola con la cara completamente ensangrentada, sin que eso le detuviese de ir para adelante en la búsqueda desesperada de un golpe potente que pudiese hacerle daño a Klitschko.
Pero el campeón se mostró dominador y excelente de forma física durante toda la pelea para exhibir también su mejor técnica con golpes de gancho de izquierda que combinó con derechas demoledoras.
Su asignatura pendiente fue que a pesar de todo el dominio y castigo que le infringió a Arreola, al final no pudo tirarlo a la lona ni tampoco doblegarlo a que pidiese el abandono sino que lo tuvo que hacer su esquina.
"Sabía que le estaba haciendo una cantidad de daño, pero mi rival se mostró grandioso, con una mandíbula increíble", admitió Klitschko. "La verdad es que me sorprendió que al final no saliese en el undécimo asalto".
Un juez de la pelea le dio los 10 asaltos a Klitschko y los otros dos vieron como ganador de uno a Arreola, que no pudo evitar la tercera victoria consecutiva del púgil ucraniano desde que regresó a los cuadriláteros después de cuatro años de retirada voluntaria, que le ayudó a recuperar su mejor condición física.
Su hermano Wladimir llegó para estar en la esquina de Klitschko por si necesitaba ayuda, pero no fueron necesarios sus consejos ante la superioridad mostrada por el campeón del mundo que desde el primer asalto dejó sin opciones a Arreola.
"Lo siento, realmente deseaba ser campeón", declaró Arreola después de haber concluido la pelea. "Nunca desee que el combate se parase".
De acuerdo a las estadísticas oficiales, Klitschko lanzó 802 golpes, una cantidad considerable para un campeón del peso pesado, y 301 llegaron a su objetivo.
Arreola sólo pudo hacer contacto con 86 golpes de los 331 que lanzó durante toda la pelea, haciendo buenos los pronósticos y las apuestas que estaban 5-1 a favor del campeón del mundo, superior en altura, directo de izquierda, que le impidió a su rival entrarle en la guardia.
La victoria fue la número 38 conseguida por Klitschko como profesional, incluidas 37 que fueron nocáuts, con sólo dos derrotas, mientras que Arreola cosechó la primera derrota de su carrera (27-1).
"Nunca pude alcanzarlo con un buen golpe", admitió Arreola. "Mi rival hizo la pelea que se suponía iba a realizar".
La gran mayoría de los aficionados que llegaron al Staples Center dieron su apoyo incondicional a Arreola, un nativo del Sur de California, aunque desde los primeros asaltos comprendieron que no iba a tener opción al triunfo.
"Fue una pelea dura, como esperaba", comentó Klitschko, que aunque tuvo en un tiempo a Los Ángeles como su ciudad de residencia, no recibió el apoyo del público. "Mi rival fue un púgil muy difícil y combativo".
Vitali Klitschko, de 38 años, volvió al Staples Center después que en el 2003 protagonizó una gran pelea frente al británico Lennox Lewis que le ganó, pero al año siguiente logró el título del CMB.
"Estoy feliz de haber vuelto a Los Ángeles y conseguir un triunfo importante de cara a la continuidad de mi carrera como profesional", agregó Klitschko.
EFE
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