La escritora y socióloga venezolana Esther Pineda señaló que estos dos problemas históricos golpean con más frecuencia a las "mujeres racializadas, indígenas y afrodescendientes". Además, destacó a Argentina y México como países donde se lucha contra el patriarcado y a favor del feminismo.
El patriarcado ha sido capaz de convertir el sexismo y el racismo en dos “sistemas de opresión históricos que se complementan y se alimentan” con el propósito principal de nutrir su propia satisfacción, particularmente en Latinoamérica, denuncia la escritora, socióloga y feminista venezolana Esther Pineda.
En una entrevista con EFE en el marco de la Feria Internacional del Libro Chile (FIL), celebrada en la capital chilena, Pineda subraya, asimismo, que a esa conclusión le han conducido “sus herramientas de reflexión” sobre el estudio de la mujer y el racismo, desde “su condición de mujer, afrodescendiente y latinoamericana”.
Mujer, blanca, delgada y joven; este es el perfil estereotipado que la violencia estética de Esther Pineda exige, ya que define los cánones de belleza a los que las mujeres se enfrentan, pues la sociedad instala la idea “de que la belleza es una experiencia y una demanda intrínsecamente femenina”.
“La feminidad siempre es responder, adecuarse y satisfacer esa expectativa patriarcal de lo que es y debe ser una mujer”, denuncia Pineda desde la azotea de la FIL.
El patriarcado ha sido capaz no sólo de marcar el sexismo, sino también el racismo, dos “sistemas de opresión históricos que se complementan y se alimentan”, recalca.
Para luchar contra el patriarcado y a favor del feminismo y el fin de la opresión hacia la mujer, Esther Pineda destaca a Argentina y México como países donde existe una “movilización y presencia feminista con mayor impacto y masividad”.
La mujer afrodescendiente en América Latina es una de las fuentes de inspiración de Pineda, ya que ella misma, al vivirlo, siente que el racismo y sexismo es mucho más constante.
“Con el racismo se profundiza en las mujeres racializadas, indígenas y afrodescendientes, las cuales experimentan todo esto de una forma amplificada, mucho más agresiva y más constante”, argumenta.
Milei y las amenazas al feminismo
Pese a la gran lucha feminista argentina, donde se aprobó en 2020 la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, Pineda siente que “en respuesta a las medidas del Gobierno recientemente electo, los derechos alcanzados por las mujeres se ven amenazados”.
El partido político de ultraderecha del Gobierno de Javier Milei, La Libertad Avanza, anunció el pasado febrero un proyecto en el que pide la derogación de la ley del aborto.
Además, este proyecto incluye que el aborto sea considerado como un delito penal tanto para la mujer como para quienes participen en la intervención, donde la mujer sería sancionada con cárcel de uno a tres años.
Asimismo, no eximente en los casos de violación, aunque deja a criterio del juez que disponga la excepción de la pena para la mujer “en atención a los motivos que la impulsaron a cometer el delito, su actitud posterior y la naturaleza del hecho”.
“El movimiento feminista se ha reactivado justamente a partir del año pasado, particularmente este año, en respuesta a las medidas del Gobierno recientemente electo”, denuncia la socióloga.
Redes sociales y cirugías estéticas
“Las redes sociales han venido a profundizar en realidades que ya existían. No están creando nuevos problemas, están amplificando los que ya existían”, explica Pineda.
Además, en este contexto de “hiper conexión” global, la socióloga critica la continua promoción de cirugías estéticas para cumplir con los estereotipos de feminidad que los “cirujanos, especialistas e incluso influencers” hacen en redes sociales “con reguetón o trap de fondo, mostrándolo como algo fácil, divertido o cotidiano”.
En el caso del racismo, la escritora recuerda que antes se experimentaba en los “espacios de la vida cotidiana, colegio, comunidad e incluso espacios familiares”, pero ahora las “redes han permitido a las personas agredir de manera racista, amparados bajo el anonimato”.
Pese a que las redes sociales ayudan a difundir los mensajes feministas y antirracistas, creando un “espacio de amplificación” de estos colectivos, Pineda destaca la “desigualdad estructural” y el aumento de “sanciones hacia mensajes de carácter activista”.
Por ello, insiste en que su ambición es poder continuar la investigación sobre los estereotipos de género y la violencia estética contra la mujer, con el objetivo de “fomentar un pensamiento crítico e incidir en la sociedad”.
(EFE)
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