Este sábado, el Papa Francisco invitó en su homilía a los nuevos purpurados "a estar siempre vigilantes para permanecer" en el camino de Dios.
El papa Francisco nombró hoy a trece nuevos cardenales, nueve de ellos que podrán participar en un cónclave, en una celebración con solo un centenar de fieles distanciados debido a la pandemia, y en la que el pontífice les advirtió de "las tantas clases de corrupción en la vida sacerdotal".
Entre los 13 nuevos cardenales se encuentran el arzobispo de Santiago de Chile, el español Celestino Aós, y el obispo emérito de San Cristóbal de las Casas (México), el mexicano Felipe Arizmedi Esquivel.
Francisco invitó en su homilía a los nuevos purpurados "a estar siempre vigilantes para permanecer" en el camino de Dios porque, añadió, "con los pies, con el cuerpo podemos estar con Él, pero nuestro corazón puede estar lejos y llevarnos fuera del camino".
También lamento a quien, "a veces, sin darse cuenta, usa al Señor para promoverse a sí mismo".
"Pensemos a tantas clases de corrupción en la vida sacerdotal", observó en un momento en el que un escándalo financiero salpicó al cardenal Angelo Becciu, lo que provocó que Francisco lo destituyese de su cargo y lo privase de sus derechos cardenalicios.
"Así, por ejemplo, el rojo púrpura del hábito cardenalicio, que es el color de la sangre, se puede convertir, por el espíritu mundano, en el de una distinción eminente", dijo Francisco que añadió: "Y tú no serás el pastor cercano si sólo escuchas la palabra eminencia (como se les llama a los cardenales). Cuando oigan sólo esto estarán fuera del camino".
Debido a la pandemia solo pocos familiares y amigos de los cardenales pudieron participar en la ceremonia y tampoco habrá las tradicionales visitas de cortesía que se organizaban tras el acto y por la situación sanitaria no pudieron llegar a Roma Cornelius Sim, vicario apostólico de Brunei, y José F. Advincula, arzobispo de Capiz (Filipinas).
Tampoco se permitió el tradicional abrazo entre los cardenales al final de la celebración.
Durante la ceremonia, los purpurados se acercaron al papa uno a uno, algunos con mascarilla y otros no, y se arrodillaron ante él y recibieron el anillo cardenalicio, "símbolo de su nuevo compromiso universal con la Iglesia"; la birreta cardenalicia, "roja en memoria de la sangre de los mártires que dieron su vida por defender su fe" y se les asignó una diaconía, una parroquia de la capital.
¿QUIÉNES SON LOS NUEVOS CARDENALES?
Entre los nuevos purpurados se encuentran el capuchino español Celestino Aós, que es arzobispo de Santiago de Chile desde diciembre de 2019 y que llegó a este país en 1983. Aós fue la apuesta del papa Francisco para la renovación del episcopado en este país tras la grave crisis abierta por los abusos en el seno de la Iglesia y el encubrimiento por parte de sus obispos.
Francisco también premia a México nombrando al obispo emérito de San Cristobal de las Casas (México), Felipe Arizmendi Esquivel, quien no podrá participar en un cónclave al haber superado los 80 años.
Pero con esta nueva púrpura, México volverá a tener a siete cardenales tras el fallecimiento el 19 de agosto de 2019 de Sergio Obesa Rivera, obispo de Veracruz.
Entre los nueve que serán creados cardenales y menores de 80 años se encuentran los dos nuevos miembros de la Curia, algo que es habitual tras su nombramiento: el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el arzobispo italiano Marcello Semeraro que sustituye al defenestrado por el papa, Angelo Becciu y el nuevo secretario general del Sínodo de los obispos, el maltés Mario Grech.
También serán creados cardenales el arzobispo de Kigali, en Ruanda, Antoine Kambnada, que se convertirá así en el primer "príncipe de la Iglesia" de este país tan golpeado por las guerras y la hambruna, y los italianos, el arzobispo de Siena (Italia), Paolo Giudice y al custodio el convento de Asís, Mauro Gambetti.
Entre los mayores de 80 años, exnuncio y observador del Vaticano en la Naciones Unidas, Silvano Tomasi; al predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa y el exdirector de Caritas de Roma y párroco del santuario del Divino Amore, de Roma, Enrico Feroci.
Mientras que el arzobispo de Washington, Wilton Gregory, originario del South Side de Chicago, se convirtió hoy en el primer purpurado afroamericano de la historia de la Iglesia.
EFE
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