Se cumple un año desde que Wuhan anunció el primer brote de COVID-19: ¿Qué hemos aprendido?

Esta mañana, en el programa “Encendidos”, la médico infectóloga e investigadora de la UPCH, Fiorella Krap, conversó con Mabel Huertas sobre las enseñanzas que nos ha dejado la pandemia de la COVID-19 a un año desde que Wuhan anunció al mundo el primer brote del virus.

Krap explicó que la tecnología ha permitido “dar pasos gigantescos” en un año, algo que demuestra nuestra capacidad de protegernos ante las enfermedades a través de la ciencia.

“Esto semuestra la capacidad de la humanidad de protegerse a través del conocimiento, del trabajo conjunto y de cómo se ha colaborado. Todos los países han puesto su esfuerzo para llegar a donde estamos ahorita”, explicó.

Asimismo, indicó que la aparición de las nuevas variantes de la COVID-19 ha tenido como consecuencia que se realice en varios países el secuenciamiento genómico del virus, para así tener la capacidad de ver a detalle el material genético y cómo este evoluciona.

Otros detalles que hemos aprendido es que este virus puede transmitirse con mucha facilidad en ambientes cerrados, tal como lo ha explicado el doctor Elmer Huerta en varias oportunidades. “Este es un concepto clave que explica por qué el virus avanzó y por qué sigue avanzando tan rápido”, indica.

La variabilidad de lo que causa la COVID-19 cuando ingresa al cuerpo es otra característica que aprendimos: inicialmente se pensaba que solo se trataba de un virus respiratorio, una suerte de neumonía, sin embargo, luego se descubrió que entre los síntomas estaba en dolor abdominal, de cabeza, podían presentarse diarreas y que la fiebre no afectaba a todos los pacientes. 

EL TRATAMIENTO

Con respecto al tratamiento para los pacientes de COVID-19, la médico explicó que no se ha tenido tanto éxito como en el caso de las vacunas para encontrar un tratamiento específico para este nuevo virus.

Para las enfermedades infecciosas y virales, explicó, es difícil encontrar un tratamiento que funcione en todos los casos. “Tenemos menos avances tecnológicos para eso”, explicó y añadió que, por el momento, medicamentos como la hidroxicloroquina ya han salido de la ecuación.

“Hay evidencia que muestra que no sirve y que puede ser contraproducente”, dijo.

Con respecto a la ivercmentina, Krap señaló que todavía se mantiene un debate científico con respecto a su uso, sin embargo, aclaró que no existe evidencia sólida de que funcione contra la COVID-19, menos a modo de tratamiento preventivo.

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