El borrador de la nueva Constitución chilena suscita el interés de millones de ciudadanos que suelen compararla con la Constitución vigente. El plebiscito de aprobación será el próximo 4 de septiembre.
Néstor Suárez se planta todas las mañanas frente a su quiosco de prensa en pleno Paseo Ahumada, en el centro de la capital chilena, para gritar a viva voz: "¡ha llegado el borrador de la nueva Constitución! ¡Vote informado!".
"Va a haber cambios muy radicales y la gente tiene que leerlo (el borrador). Se habla de una Constitución muy progresista, muy innovadora", dice Suárez a Efe. Él lleva más de 40 años regentando este negocio y vende una docena de ejemplares diarios.
A mitad de la conversación, una mujer le espeta: "La nueva Constitución es una gran desilusión. No vamos a conseguir cambiar nada".
Unos metros más adelante, en la esquina entre Paseo Ahumada y Agustinas, Sergio Vegas, un vendedor itinerante de textos jurídicos, asegura a Efe que "hay gente que quiere estar muy informada y compra también la Constitución actual para poder comparar".
Entre libros de crucigramas, cómics japoneses, revistas de National Geographic y chocolatinas de todo tipo, no hay quiosco o puesto ambulante del centro de Santiago que no ofrezca el borrador.
Plebiscito definitorio
Los chilenos decidirán en un plebiscito de voto obligatorio, el 4 de septiembre, si aprueban o rechazan la Constitución que una convención de 154 ciudadanos, en su mayoría independientes progresistas, lleva casi un año redactando.
De aprobarse, el texto sustituirá a la actual Ley Fundamental, heredada del régimen de Augusto Pinochet (1973-1990) y considerada por muchos como el origen de las grandes desigualdades del país por fomentar la privatización de servicios básicos.
Lo que se está vendiendo ahora es un borrador provisional, pues la convención está haciendo los últimos ajustes al texto y entregará el 4 de julio la propuesta final, que incluye derechos sociales como salud universal, educación gratuita y de calidad, acceso a la vivienda y al agua.
Ricardo Vera, otro vendedor ambulante de textos jurídicos, cree que las ventas se dispararán aún más cuando se acerque la votación.
"Los precios varían entre los 3.000 pesos chilenos del más pequeño (3,4 dólares) y los 5.000 pesos del más grande (5,7 dólares). Los distribuye una editorial llamada Galas", apuntó a Efe.
El borrador de la nueva Constitución se encuentra de forma gratuita en la web de la convención desde finales de mayo, cuando se aprobaron los principales artículos, pero su venta es responsabilidad de editoriales privadas.
Al igual que ahora, los chilenos acudieron en masa a los quioscos para comprar la actual Constitución los meses antes del histórico plebiscito de octubre de 2020, cuando por un 80 % de los votos se decidió escribir nuevas reglas del juego.
El proceso constituyente fue precisamente la salida que encontró la política para desactivar las graves protestas que estallaron en octubre de 2019, las más graves desde la dictadura, con una treintena de muertos y miles de heridos.
"Se vendían entre 40 y 50 ejemplares diarios de la actual Constitución", recordó Vera.
Tradición "muy chilena"
La venta de textos jurídicos es una tradición "muy chilena" que, para Julieta Suárez-Cao, de la Universidad Católica, "explica en parte por qué la salida del estallido social tomó la forma institucional que tomó".
"El interés por las leyes es un fenómeno bastante chileno, sobre todo en América Latina, donde la mayoría de los países son más parainstitucionales", agregó a Efe Suárez-Cao, quien también integra la Red de Politólogas.
En los próximos dos meses, subrayó Claudio Fuentes, de la Universidad Diego Portales, "vamos a ver un creciente interés en debatir sobre derechos y deberes sociales".
"Pasó en los procesos constituyentes de Colombia, Bolivia y Ecuador, pero dadas las características del proceso chileno, con participación ciudadana y dinámicas de discusión abiertas, el interés va a ser mayor", agregó.
Aunque arrancó entre altas expectativas, la convención ha ido perdiendo adherentes por los roces internos y varios escándalos que salpicaron a una lista de constituyentes ligados a las protestas de 2019.
Desde principios de abril, son varios los sondeos que colocan la opción del "Rechazo" por encima del "Apruebo", aunque los expertos señalan que es pronto y que los escenarios están muy abiertos.
La derecha, minoritaria en la convención, votará en contra de la propuesta al encontrarla "radical", mientras que la izquierda se inclina por darle luz verde.
"Todo es posible, pero la Constitución vigente ha demostrado estar agotada. Si gana el 'Rechazo' -concluyó Suárez-Cao-, creo que habría que comenzar el proceso nuevamente y elegir una nueva convención". (EFE)
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