Evo Morales aventaja en la carrera electoral a una oposición fragmentada que cataloga de ilegal su candidatura.
El periodo electoral hacia los comicios generales de octubre próximo en Bolivia ha comenzado formalmente con el presidente Evo Morales que parte con ventajas, algunas legítimas y otras cuestionables, en pos de la reelección, y una oposición dividida que depende de sí misma para dar batalla al oficialismo.
El lanzamiento oficial esta semana de la convocatoria a los comicios del próximo 20 de octubre y del calendario electoral supone el inicio formal del proceso.
Con el aval de los tribunales Constitucional y Electoral, Evo Morales aspirará a un cuarto mandato consecutivo hasta 2025, en una candidatura considerada ilegal por la oposición por incumplir el límite constitucional de dos periodos consecutivos y los resultados de un referendo que en 2016 rechazó su reelección.
Morales lidera encuestas
Como ha ocurrido en las últimas elecciones, Morales parte con cifras positivas en las encuestas preelectorales que le muestran como el favorito, con una ventaja de entre seis y once puntos sobre su inmediato perseguidor, el expresidente Carlos Mesa.
No obstante, la ventaja de Evo Morales no es tan abrumadora como en las anteriores ocasiones, en las que las encuestas mostraban una diferencia de al menos 40 puntos. En las elecciones de 2014 aquello se confirmó en las urnas, pues logró la reelección con el 61,3 por ciento de la votación, frente al 24,2 por ciento del segundo, el empresario opositor Samuel Doria Medina.
Una eventual segunda vuelta solo sucedería si el candidato más votado no supera el 50 por ciento de los sufragios o alcanza el 40 por ciento con más de 10 puntos de diferencia respecto al segundo.
En esta carrera, Morales tiene como cartas de presentación los logros de sus trece años de gestión, sobre todo en el área económica, además de sus políticas de inclusión social. Otra ventaja del mandatario, menos legítima que la anterior según sus detractores, es el disponer del aparato público para la campaña.
La oposición fragmentada
Los opositores también son víctimas de sí mismos, pues no han logrado unificar posturas para enfrentar a Evo Morales con un solo candidato, pese a los reiterados pedidos de plataformas ciudadanas en ese sentido.
Para el analista Gonzalo Mendieta, hay diversas "sensibilidades opositoras" que impiden esa unión, pues hay un sector que "valora ciertas cosas que el país ha logrado en estos años", pero es capaz de hacer "críticas al Gobierno", frente a otro segmento para el que el ciclo de Morales es "defectuoso" y se debería "reconducir al país por otro camino".
Un tercer frente minoritario cree que es "un error" ir a las elecciones "porque en realidad es una trampa autoritaria", sostuvo. "Tratar de ensamblar esas sensibilidades opositoras no deja de ser una quimera, porque en el fondo son planteamientos ideológicos incompatibles", agregó.
A su juicio, estas diferencias se ahondarán porque sus estrategias hacia las elecciones "son de suma cero y contradictorias entre sí". A esto se suman las críticas al órgano electoral, al que la oposición acusa de ser parcial con el oficialismo.
EFE
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