El dúo de soft rock entregó temas como ´Sweet dreams´, ´Lost in love´ y ´Here I am´ y ´Me and the river´.
Regresaron al Perú con las mejores intenciones y se van a casa siendo víctimas de un robo. Air Supply casi no pudo cumplir con el concierto que tenía pactado en Lima, luego que un grupo de delincuentes tomaran sus pertenencias, minutos antes de iniciar el espectáculo.
Al promediar las 9:30 p.m., Graham Russell (guitarra) y Russell Hitchcock (voz) salieron a escena, luego que el peruano Jhovan Tomasevich se encargase de recibir al público del Centro de Convenciones María Angola con algunos temas de su etapa como solista y nuevas versiones de los éxitos que alcanzó con Zen.
Tras apagarse las luces para dar la característica atmósfera de suspendo a su ingreso, Hitchcock saludó a sus fanáticos gritando: “Buenas noches, Lima. ¿Cómo están?”; para luego continuar con un repaso por la discografía de Air Supply.
El dúo de soft rock entregó temas como “Sweet dreams”, “Lost in love” y “Here I am” y “Me and the river” a un público, en su mayoría gente de más de 30 años, que esperaba cualquier silencio para gritar cual adolescentes.
Luego de la cálida bienvenida, Graham tomó unos minutos para disculparse por haber pospuesto el concierto -en un inicio programado para el 5 de julio- debido a un problema con su rodilla. “Les agradecemos su paciencia y les agradecemos que hayan venido”, indicó.
Asimismo, reveló que esta velada estuvo a punto de no se llevarse a cabo, pues fueron asaltados en el local horas antes. “Hay algo que tengo que decirles. Antes del show nos robaron muchas cosas del escenario, instrumentos y computadoras. Logramos superar el tema. Air Supply se trata de amor y es una lástima que la gente robe cosas cuando venimos aquí a buscar amor”, contó.
Sin embargo, una vez en el escenario el dúo olvidó los problemas y siguió con lo prometido: un concierto lleno de romanticismo, capaz de dejar enamorado hasta al más escéptico.
Aunque esta fue la sexta vez que Air Supply pisó un escenario peruano, ellos se despidieron con un hasta luego, dejando en el aire la promesa de un próximo reencuentro.
Por Renzo Napa
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