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Andrés Calamaro y su show en Lima: video y crónica

El cantante argentino Andrés Calamaro dejó más que satisfechos a las miles de personas que se dieron cita en su concierto como parte de su gira ´Bohemio´. Ofreció lo mejor de su repertorio.

Puso toda la carne en el asador. Andrés Calamaro remeció Lima con una descarga de canciones que fueron cantadas a voz en cuello por sus seguidores.

Desde las 10 de la noche, la explanada del Estadio Monumental se movió a ritmo de Mi enfermedad, Crímenes perfectos, Sin documentos, Te quiero igual, Flaca, entre otros muchos temas.

Minutos antes del inicio el público comenzaba con los cánticos pidiendo que Calamaro apareciese ya, la expectativa era mucha. Entre el tumulto, personal de seguridad sacaba una antorcha roja, que había sido prendida por un hincha que creía que estaba no en un concierto, sino en un estadio.

La pasión que Calamaro genera tiene muchas razones: las canciones, sus letras y la personalidad del argentino que se hace innegable en vivo. La promesa de un gran show comenzaba a hacerse realidad.

Incluso con la poca conocida “Cuando no estás” (de su último disco), la gente detectaba al instante el rock con dolor o desamor presente en tantas otras canciones. Una banda muy bien trabajada y potente le daba a cada tema el peso que la ocasión requería.

También con “Nacimos para correr” y “Tres Marías” el público deliraba con la fuerza y el ritmo de los músicos. Calamaro tenía la voz algo cansada pero no por ello dejo de emocionar cuando presentó “Maradona”, todos comenzaron a saltar.

“Loco” y “Me arde” causaron la explosión de júbilo y los cantos a todo lo largo de la explanada del Monumental.

Otro momento entrañable fue la ovacionada “Paloma”, las palmas al aire, los brazos lentamente para un lado y para otro, los celulares grabando cada detalle, la luz tenue. Un gran himno vino, estuvo y se fue. La emoción humedece los ojos.

El salmón, como también es conocido, tuvo palabras de cariño por la entrega puesta de todos los asistentes. “Son un público fantástico y apasionado”, dijo entre palmas.

El buen Calamaro realizó homenajes a muchos músicos. Por ahí estuvo Héctor Lavoe cuando en “Sin documentos” decía: “yo soy el cantante, que hoy han venido a escuchar”. O cuando en la poguera “Los chicos”, aparecieron las fotos de leyendas de la música popular argentina como Carlos Gardel, Luis Alberto Spinetta, Miguel Abuelo, Luca Prodan, entre otros.

O incluso, para grata sorpresa de nosotros, cuando aparecieron en esa larga seguidilla de fotos Chacalón y Chabuca Granda. Un homenaje a la música que deja huellas, que importa y que por lo tanto, nunca morirá. 

Alguien faltaba, y como era de esperarse, el homenaje se hizo tocando uno de sus temas. Un fragmento de “De música ligera” de Soda Stereo y Cerati, cerró este altar musical propuesto por Calamaro.

Ya para terminar otro de los temas más celebrados: “El salmón”, una oda a la rebeldía y a ser como uno es. “Alta suciedad” también fue apreciada por todos, los que quieren que las cosas sean mejores en el mundo o tan solo renegar por cómo estamos.

Otros temas de la noche: “A los ojos”, “Todavía una canción de amor”, “Plástico fino” y “Días distintos”.
Al final un recital con canciones importantes para Calamaro y sobre todo, importantes para la gente y para el rock en español. Un poco más de dos horas de show que dejaron a la gente pidiendo más.

La oportunidad para darse cuenta que Calamaro es más que su música; una personalidad, un ícono que gusta del ceviche, del color negro (así vistió en pantalón, camisa, saco y lentes), un amante de los toros y del rocanrol, un tipo más como muchos de nosotros.

Como reveló en el concierto, él y sus músicos sintieron ansiedad, deseo y agradecimiento por estar aquí, el público peruano sintió lo mismo. Hasta pronto Andrés Calamaro por dos horas de buen rock apasionado y comprometido hasta las entrañas.

Escribe Galo Castillo.

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