El rockero español ofreció un show que dejó complacidos a los cientos de limeños con quienes repasó su historia musical tras quince años de ausencia.
Un reencuentro apasionado es lo que prometió el cantante español Enrique Bunbury antes de pisar suelo peruano y cumplió su palabra la noche del jueves al regalar a cientos de fans un inolvidable concierto tras casi quince años de ausencia en Lima.
El ex líder de la legendaria banda española Héroes del Silencio hizo su aparición en el escenario de la Explanada del Estadio Monumental a las 9:10 p.m., despertando la emoción y gritos de los fanáticos que desde temprano lo habían esperado con pancartas, vistiendo polos con su rostro impreso e incluso con una bandera peruana, siempre acompañados de las cervezas de rigor.
Dos pantallas de video al fondo del escenario con una vistosa producción audiovisual confirmaron al público el inicio del show. Poco después la banda del español se posicionó del lugar y tras una breve introducción musical, Bunbury, vestido completamente de negro, sombrero negro de vaquero, zapatos rojos brillantes y lentes oscuros fue recibido con una ovación total.
"El club de los imposibles" y "La señorita hermafrodita" fueron los temas con los que el cantante, un confeso enamorado del Perú que recorrió hace unos años, inició el repertorio. "¡Hola Cabrones!", fue el grito con el que cantautor saludó al público limeño. A continuación sonaron "Hay muy poca gente" y "Bujías para el dolor", dos canciones de su último disco "Hellville de Luxe".
El rockero español mostró en todo momento su dominio del escenario con una performance vocal y corporal que encendió a los espectadores, con quienes siempre mantenía la interacción.
Tras cantar éxitos como "Sácame de Aquí", Bunbury invitó al peruano Jorge Revert, al que describió como "maestro del acordeón trujillano", con quien entonó el tema "El Extranjero".
Con una gran puesta en escena y calidad vocal, el rockero español se metió al público peruano al bolsillo, del cual se despidió, mientras coreaban su nombre, prometiendo un próximo e igual de apasionado reencuentro.
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