Salim Vera, Toño Jáuregui, Manolo Hidalgo y Jeffry Fischman: la formación clásica de Libido, hizo historia con el primer 'sold out' de una banda peruana en el Estadio Nacional. La cátedra de rock fue impecable, la camaradería de antaño es otra historia.
¡Y al fin sucedió! Libido, la banda nacional que todos amamos a inicios de los dosmiles, retornó con su formación original tras más de una década de no tocar juntos. Y claro, lo hizo marcando un hito en la historia del rock peruano: se convirtió en la primera banda en tener un sold out en el Estadio Nacional.
Salim Vera, Toño Jáuregui, Manolo Hidalgo y Jeffry Fischman, la formación que también hizo historia al ser la primera banda nacional en recibir un premio MTV Latinoamérica, volvió a las andadas en una noche en la que más de 43 mil almas corearon los temas de sus tres primeros discos: Libido (1998), Hembra (2000) y Pop*Porn (2002), acaso los más escuchados por quienes los hicieron parte del soundtrack de sus vidas.
28 canciones dieron forma a esa potencia arrolladora de anoche, que incendió el frío limeño con un público dispuesto a no dejar de gritar cada una de sus letras. Fue más que nostalgia lo que movilizó esa recepción apoteósica de quienes no dejaban de corear el consabido: "Olé, olé, olé, Libido, Libido", fue mucho más que una cita con el recuerdo de los primeros conciertos de adolescencia y los amores de juventud; fue una cátedra de rock que no dejó pies sobre la tierra ni garganta indemne en más de dos horas y media de concierto.
Eso sí, si lo que viniste a ver fue la confirmación de una reconciliación que pusiera puntos suspensivos a la historia de una banda en su formación original, que logró casi todo en su momento de gloria, probablemente te equivocaste de lugar.
Mucho más que nostalgia
Tras la correcta apertura de la noche con 'Los Outsiders', Libido salió al escenario pocos minutos después de las 9 pm., ante la impaciencia de un público que gritaba el nombre de la banda a una sola voz, augurando lo que se viviría en las horas por venir.
La banda arrancó con 'Tres', composición de Toño Jáuregui que abría el disco 'Hembra', quizá un guiño a esa reconciliación de la que tanto se habló desde el pasado febrero, cuando el grupo tocó por sorpresa con la noticia del retorno en el Parque Kennedy de Miraflores.
Los decibeles solo siguieron en aumento con 'Invencible', uno de los singles de Pop*Porn, el último disco en estudio antes de la partida de Jeffry Fischman de la banda, y continuaron con 'Néctar', otro himno del grupo, y 'Sal', que sonaron como un cataclismo galopante en las miles de voces que los cantaban.
Al finalizar el cuarto tema, Salim Vera saludó a la audiencia. "Buenas noches Lima. ¿Cómo vamos? Este concierto es para todos ustedes". La respuesta fue una ovación. Poco después, Toño hizo lo propio: "Por fin se dio está reunión, ya estamos acá, juntos por ustedes".
Tras esto, continuó la primera lenta de la noche, 'No será lo mismo sin ti', que fue acompañada con miles de luces de celulares, que se movían como un mar emocional que discurría por las tribunas. Siguieron 'Estoy tan gris', 'Respirando', 'Espermato', 'Mal tiempo' y 'Esther Fe', esta última cantada por Manolo mientras Salim tocaba la percusión, moviendo las baquetas como un poseso envuelto en aluminio.
Tras ese set, sigue otro himno de la banda, 'Como un perro', composición de Toño Jáuregui que suena excepcionalmente potente en este coloso de concreto que se estremece con el grito desgarrado de Salim en el puente de la canción. Para este momento, la audiencia es toda emoción, desafiando cualquier predicción acerca de que una banda local no podría llenar un Estadio Nacional.
La noche sigue con 'Sin rencor', 'Frágil', 'Universo', 'Tu rostro' y pone el primer punto aparte con 'Criatura Misteriosa', cantada por Jeffry Fischman, una balada que apela a la sensibilidad más psicodélica del grupo y que le hace un guiño a 'Champagne Supernova' de Oasis, una de las influencias innegables de Libido.
Hasta esta primera pausa, la banda ha sido magistral en su puesta en escena de rock de alta manufactura a la que nos tiene acostumbrados; sin embargo, el clima de camaradería parece seguir siendo cosa del pasado, más aún luego de que Toño saludara a Salim por el micrófono y no recibiera ninguna respuesta de este. El beso fraternal entre ambos en el Parque Kennedy parece haberse quedado en una anécdota de ocasión.
Pedro Suárez-Vertiz presente
Luego de unos minutos, la banda regresa en una tarima a la mitad del campo deportivo. Inician un set en clave acústica con 'Tiempos Tranquilos', y sigue 'La casa de los gritos', con Pudy Ballumbrosio y Jeffry tocando dos cajones peruanos. La mixtura entre la cadencia afro y el rock pocas veces ha sonado tan bien.
Tras este episodio, el estadio queda a oscuras y entonces, en uno de los momentos más conmovedores de la noche, se escucha la voz del recordado Pedro Suárez-Vértiz cantando "tengo sed, te necesito para beber tu sangre, y convertirme en parte de ti...". El público aplaude a rabiar, mientras la banda prosigue con la canción.
"Gracias a Pedro Suárez-Vértiz por toda la música que nos ha dejado. Gracias a su familia por permitirnos esta travesía musical", dice Salim al finalizar la canción.
El set termina con 'No voy a verte más', acompañada su interpretación por un conjunto de cuerdas en el escenario principal, una de las baladas clásicas de Libido con la que acaso más de uno ahogó alguna pena amorosa de adolescencia.
De vuelta en el escenario principal, el grupo sigue con 'Hembra', 'Cicuta', 'Tan suave', y 'Don', esta última con Salim bajando hasta la primera fila del escenario para interpretar el tema con la audiencia, y dejando la emoción a tope para las últimas canciones de la noche.
En uno de esos momentos, Toño responde a quienes continúan pidiendo un 'beso' entre él y el vocalista, quizá acaso esperando que se selle la reconciliación. "Gracias por esta junta, casi reconciliación, quizá. Todavía está por verse", indica. Jeffry lo interroga: ¿Cuándo será la próxima, Toño, en 19 años más?". "No lo sé, tú que dices", responde el guitarrista.
"Quizá se vuelva a dar esta junta, nuevamente. Vamos a ver qué pasa en camerinos, todavía no hemos conversado. Beso, beso, ya fue el beso, eso fue en el Parque Kennedy", acota Toño, dibujando un gran signo de interrogación respecto a la posibilidad de ver algo más que una noche de reencuentro, algo que, por demás, no depende solo de él.
La música prosigue con '¿Cómo estás?', 'En esta habitación', una de las más coreadas por la audiencia, y 'Ojos de ángel', la penúltima canción de la noche. "Gracias por esta noche de leyenda, esta noche histórica. Gracias a todos ustedes por hacer posible esta reunión", dice Salim antes de dar inicio al último tema, 'Libido', que termina por traer abajo el estadio por las miles de almas saltando en su interior. Es el fin de fiesta que la ocasión merece.
"Muchísimas gracias a todos ustedes, muchas gracias Lima, se merecen esto y mucho más. Muchas gracias por hacer posible esta reunión, gracias a todo el equipo que se ha reunido para preparar todo esto. Nos vemos, los queremos, sigamos pasándola bien. Nosotros somos Libido”, dijo Salim al terminar la canción. El abrazo de rigor de la banda ante el escenario y la foto respectiva fueron el telón final de una noche colosal de rock nacional.
El día después
¿Qué sigue para Libido después de anoche? Las respuestas abundan en el mundo de las conjeturas, y van desde una gira a ciudades del Perú hasta la producción de un nuevo disco con la formación original. Lo cierto es que nada está claro (ni dicho), y que las motivaciones para el reencuentro no necesariamente tenían una mirada hacia el futuro.
"Nos une el dinero (…) se acostumbra a demonizar este aspecto de la vida, pero hay que pagar las cosas, hay que vivir, y el dinero es parte de, es como un premio. Creo que deberíamos dejar esa idea de que hacerlo por dinero es algo malo, dañino, que no es sincero, que no es honesto”, dijo Salim en una entrevista promocional del reencuentro para RPP.
“Si fuera solo por el dinero quizá tendría algo un poco extraño, pero en realidad el dinero es algo complementario que, por supuesto, cae bien (…) Pero, principalmente, esto es algo musical, algo que ya lo veníamos procesando desde ambas partes, me refiero a la parte del público, del clamor de la gente que lo pedía (…) y nosotros también. Después de haber recorrido un tiempo, de haber tenido diferentes experiencias y haber llegado a un punto en el que pensamos que quizá sí sería interesante revivir un poco esto (…) y generar una nueva historia, porque esto que está pasando es algo nuevo (…) No habíamos tenido nunca algo tan grande como llenar un estadio”, decía Toño en esa ocasión.
“Hay también diferencias, pero ahora las manejamos mejor que antes, felizmente, y por contrato”, acotó.
¿Dará la motivación, cualquiera que fuese, para seguir viéndolos trabajar juntos? Quizá eso solo sea relevante para los fans más nostálgicos, lo importante es que Libido demuestra una vez más su calidad musical y su capacidad para convocar a miles de personas que han hecho de su música parte de sus vidas.
Y también que el rock nacional tiene una nueva marca lograda en su propia cancha (nunca tan precisa esa frase), un nuevo hito en su historia jugando de local. ¿Veremos más 'estadios nacionales' siendo llenados por bandas peruanas de rock? Al menos, podemos estar seguros de que la audiencia responderá al llamado.
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