La cantante española le ha puesto las iniciales de su nombre, P.S.B., a su nuevo espectáculo, en el que menos es más.
La cantante española Paloma San Basilio le ha puesto las iniciales de su nombre, P.S.B., a su nuevo espectáculo, que describe en una entrevista como "intimista" y en el que "menos es más", con el que esta artista con más de tres décadas de profesión vuelve a los escenarios de España y América.
Tres músicos -piano, saxo y bajo- acompañan a la artista en esta nueva aventura artística que, tras un preámbulo hecho en enero por el sur de Latinoamérica, recalará el próximo día 27 en la ciudad española de La Coruña, en Galicia (noroeste). Así empezará una larga gira que, durante un año y medio "como mínimo", le hará cruzar el océano Atlántico varias veces.
En este diálogo "en libertad" a cuatro que es "P.S.B", como a ella le gusta llamarlo, San Basilio cuenta su vida por medio de las músicas, las canciones propias y ajenas, que han hecho de su carrera artística una de las más sólidas y exitosas de entre las grandes voces en español.
Durante las dos horas largas que dura el concierto, hay hueco para la copla, "lo primero que canté de pequeña", los sonidos que se colaban por la ventana de la casa familiar sevillana, la ciudad de su infancia; para las canciones de Los Beatles que escuchaba en los años de juventud -"Yesterday", "Imagine" o "Let it be"-, para el bolero, la música francesa y los ritmos latinoamericanos.
También para sus propios éxitos, los que desde su primer disco, "Sombras", de 1975, ha ido reuniendo en una discografía que supera con creces la treintena de álbumes, y para un género que nadie como ella interpreta en España: el musical.
"Evita" (1980), "El hombre de La Mancha", de finales de los noventa, con José Sacristán como compañero de aventuras y con quien volvería a coincidir más tarde en "My fair lady", y "Víctor o Victoria" son, por ahora, sus cuatro incursiones en un género que, gracias a ella, vive un momento dulce en la cartelera teatral de Madrid y Barcelona.
La cantante explica que a estas alturas de su carrera, y también de su vida, para que un proyecto artístico logre engancharle debe tener, ante todo, "emoción".
"También riesgo, búsqueda... Soy un ser humano y una artista que busca siempre la regeneración y la renovación en todo mi ámbito vital. No entiendo mi profesión como una repetición de mí misma", insiste Paloma San Basilio.
Y afirma rotunda que si en algún momento la emoción, el riesgo o la búsqueda "no son suficientes, o no soy capaz de generarlos, lo dejaré. Lo tengo muy claro, porque seguro que habrá otras cosas que me provoquen lo que la música ya no es capaz".
Eso, por ahora, no ocurre. "En algún momento -dice- me tendré que ir, como todo el mundo. No pienso en la despedida, pero soy de los que creen que cuando llega, se nota. Quiero hacer cosas, pero cada vez más distanciadas y puntuales. Es, de algún modo, una forma de irse yendo, porque además soy de la opinión de que no hay que estar en los sitios eternamente".
Antes de que llegue ese momento, no le importaría "aprobar" una asignatura que considera tiene pendiente, el cine, o hacer teatro de texto, por el que siente "mucho respeto" -"me lo han ofrecido -comenta- muchas veces"-. Tampoco descarta protagonizar el único musical que, asegura, le queda por hacer, "el que me toca": "Sunset Boulevard". "A lo mejor lo hago de despedida", dice.
Lo que sí tiene claro es que no quiere sentirse hipotecada, que quiere tiempo para vivir, para viajar, una de sus "adicciones", para leer y pintar. Y para estar con su hija, de la que no pudo disfrutar en los años de frenesí viajero, y con sus dos nietos. "No me los quiero perder, me necesitan".
EFE
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