El certamen musical también dejó notar que el reguetón, un ritmo que se expandió mundialmente, ha calado hondamente en el público chileno.
La celebración de las bodas de oro del Festival de
El certamen musical arrojó que el reguetón, un ritmo que se expandió mundialmente asociado a las canciones de verano, llegó hace unos años a Chile para pegar fuerte y convertirse, tal y como dijo el boricua Daddy Yankee, en un "movimiento latino urbano".
Se puede discutir acerca de la calidad musical, de la profundidad de sus letras y del aspecto de matones que lucen los reguetoneros, pero lo que está fuera de toda duda es que ha calado hondo entre las masas de jóvenes de todos los estratos sociales.
Este año los encargados de representar el género en el recinto de
Los primeros llegaron al festival conscientes de que el certamen podía darles el empujón definitivo en su breve pero exitosa trayectoria, mientras que Daddy Yankee sabía de antemano que el público chileno se rendiría ante sus provocadoras rimas y sus ritmos pegajosos.
Si el año pasado los boricuas Wisin y Yandel pusieron patas arriba al festival, en esta edición las más de 15.000 personas que asistieron cada noche al "show" se hartaron de "perrear" con temas tan populares como "Llamado de emergencia" o "Lo que pasó, pasó", de Daddy Yankee.
Los oídos más sibaritas tuvieron también sus momentos de goce en el festival, gracias a las actuaciones de artistas consagrados como Carlos Santana o los británicos Simply Red, que el jueves cuajaron el espectáculo más elegante y equilibrado del certamen.
La banda liderada por el pelirrojo Mick Hucknall llegó a Viña del Mar inmersa en la gira mundial de despedida del grupo, que tras un cuarto de siglo de éxitos se disuelve para que su líder inicie su trayectoria en solitario.
Invitar en una ocasión especial a una de las mejores bandas de soul era una apuesta segura y los británicos no defraudaron a nadie con una actuación brillante en la que repasaron sus mayores éxitos, recopilados en su último trabajo, Greatest Hits 25.
For your babies, The right thing, Sunrise y Something got me started fueron algunos de los temas que sonaron durante el espectáculo, que bajó el telón con una emotiva interpretación de If you don"t know me by now, con el escenario teñido de rojo.
Un día antes, el miércoles, el mexicano Carlos Santana evidenció que es uno de los mejores guitarristas en la historia de la música con casi dos horas de espectáculo en las que no cesó de rascar su guitarra.
Con constantes alusiones a Dios y mensajes de paz, el mexicano se ganó al público chileno gracias a éxitos como Smooth y Corazón espinado, acompañado en todo momento por músicos estupendos y dos vocalistas bien conjuntados con la poderosa guitarra de Santana.
En un término medio entre los artistas latinos y los anglosajones consolidados se encontró el puertorriqueño Marc Anthony, uno de los platos fuertes del festival que fue el encargado de cerrar el certamen a base de salsa.
El marido de Jennifer López cuajó una de las actuaciones más ovacionadas por el público, mayoritariamente femenino, que gozó del despliegue de música, baile y sabor latino del artista de origen boricua.
Otros artistas con los deberes hechos en el mundo de la música, como el cantautor español Joan Manuel Serrat, los estadounidenses KC and the Sunshine Band o el fundador de Supertramp, Roger Hodgson, completaron actuaciones correctas pero sin llegar a la excelencia.
Joan Manuel Serrat ofreció una actuación sobria y completa, como casi siempre, pero la juventud de las personas que colmaban
El británico Roger Hodgson puso todo su empeño sobre el escenario, pero cuando empezó su actuación el reloj marcaba las dos pasadas de la madrugada y muchos espectadores ya enfilaban el camino a casa con el tremendo recital de Carlos Santana aún en mente.
El festival consiguió aupar las carreras artísticas de músicos emergentes en el panorama latinoamericano, como el trío mexicano Camila, que hizo enloquecer a miles de adolescentes, y a la banda tropical chilena
Musicalmente, todo muy previsible. Triunfaron los que se suponía que debían y podían hacerlo, los más modestos se mostraron en el escaparate viñamarino y el reguetón avisó que es algo más que una moda pasajera.
EFE
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