Tras 29 años de su última presentación en el Festival de Viña del Mar, el músico británico conquistó a la Quinta Vergara y la convirtió en una auténtica Ópera.
El cantante Sting saltó al escenario de Viña de absoluto negro: camisa ajustada, pantalón y zapatos, y arrancó con toda la energía de un clásico, "If I ever lose my faith in you", al que acompañó con la armónica.
Los decibelios aumentaron con la fuerza del tema de Police "Every little thing she Does is magic", cargado con unos arreglos de cuerdas que acabaron por conquistar al público de la Quinta Vergara, ya entregado.
"Buenas noches, estoy muy feliz de estar aquí con Ustedes. Estoy muy orgulloso de tocar con la Orquesta Sinfónica de Chile", fueron las palabras con las que el artista británico se presentó al respetable de Viña del Mar.
El clásico "Englishman in New York", adornado con un solo de clarinete acabó por "domar" al "monstruo", apelativo que recibe el público de la Quinta Vergara por su capacidad para "devorar" artistas.
"Roxanne" fue el tema encargado de rebajar las revoluciones del espectáculo, con una interpretación de chelo a cargo de Roberto Becerra, miembro de la Orquesta, que Sting acompañó al ritmo de su guitarra y que "hipnotizo" al respetable.
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La fase más sosegada del concierto acabó por asentarse con "Russians", una canción que se adapta con perfección a la cadencia musical de la Orquesta Sinfónica al estar inspirada en la música clásica de Prokofiev.
Una ovación en pie, y no sería la última, precedió a la vuelta a los ritmos más "rocanroleros" de "Next to you". Pero el momento más emotivo de la noche llegó con la canción "They dance alone", un tema que compuso el músico británico inspirándose en las mujeres chilenas que bailan frente a las imágenes de sus maridos desaparecidos.
"Voy a cantar esta canción como un pedazo de historia, porque es mi conexión con Chile", había revelado el músico en la rueda de prensa previa a su actuación. Y así lo hizo.
"Ellas danzan con los desaparecidos, danzan con los muertos, danzan con amores invisibles, con silenciosa angustia, danzan con sus padres, con sus hijos, con sus esposos, ellas danzan solas, danzan solas", fue la grabación, en español, que realizó Sting del coro de la canción y que cautivó al público de Viña.
"King of pain" rompió el hipnotismo de la Quinta Vergara, y "Every breath you take" fue coreado y palmeado sin descanso. Tras este tema, el artista británico presentó a su banda y se retiró del escenario.
La ovación cerrada del público trajo de vuelta a Sting al escenario para interpretar los ritmos orientales de "Desert rose", tras los que se enfundó la guitarra eléctrica para descargar los riff de "She"s too good for me".
"Muchas gracias Viña del Mar, adiós", dijo el artista antes de retirarse la Quinta Vergara. Pero de nuevo el "rugido" del monstruo pidió la vuelta del británico para condecorarlo con la Gaviota de Oro, un galardón que se concede en contadas ocasiones.
"El secreto de la música es la sorpresa, cada ocho compases de música debería haber una", había comentado Sting a la víspera de su concierto. Y, fiel a la consigna, cumplió su máxima al despedirse con una versión acústica -ya sin orquesta- de "Message in A Bottle", que dejó al "monstruo" sediento de más música.
EFE
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