Tres canciones inolvidables que dejó el último concierto de Juan Diego Flórez

Se juntaron cuatro estilos musicales, cuatro voces diferentes, cuatro maestros sobre el escenario para regalar a toda Lima un concierto inolvidable. El tenor Juan Diego Flórez, la cantante criolla Eva Ayllón, el intérprete de música latinoamericana y andina peruana William Luna y el histórico rockero peruano Andrés Dulude ensamblaron sus respectivos géneros y lograron poner a Lima a sus pies.

El Puro Perú tenía la intención de juntar fondos para "Sinfonía por el Perú", proyecto del cantante lírico Juan Diego Flórez y vaya que lo consiguió. Para eso no tuvo mejor idea que hacer un repertorio alternado dentro del cual en un momento de la noche hubo una versión soberbia de un tema ancla en la historia del rock peruano: Avenida Larco.

Entonces Dulude y Flórez eran dueños del escenario, con la orquesta sinfónica de este proyecto a sus espaldas llevaron a los asistentes en un viaje hasta los años ochenta pero desde una versión diferente, exquisita.

Finalmente consiguieron poner a los espectadores a sus pies quienes tras finalizar el tema se entregaron con aplausos interminables. Momento épico de la noche.

Pero el concierto seguiría dando sorpresas y llegó el turno de la intérprete Eva Ayllón. Se sabe que Flórez tuvo influjo de música peruana en su formación musical y el gusto por esta lo ha llevado a cantar ante diferentes auditorios del mundo temas imprescindibles del cancionero peruano.

Esta vez, Ayllón fue la encargada de poner en escena una versión de José Antonio, el vals de Chabuca Granda que también dejó más que satisfecho al público. Y no solo a ellos sino también a los músicos de la sinfónica que al final de su presentación aplaudieron a la cantante nacional.

El éxtasis tuvo que llegar al final. Seguro que hasta ahora esta versión emociona a los asistentes al concierto cuando la recuerdan. La hora de La flor de la canela, tema también de Chabuca Granda que se ha paseado gracias a Flórez por diferentes escenarios y auditorios del mundo y que en el Estadio Nacional no podía estar ausente.

Cantada a cuatro voces, con armonías bien logradas y talento en los cuatro estilos dentro de la misma canción, la noche no pudo terminar de mejor manera, con un regalo que tuvo embelesada a toda la audiencia.

Primero Flórez, luego Dulude, Ayllón y finalmente Luna, todos alternaron estrofas de una canción que casi también es un himno del cancionero peruano. Inolvidable, soberbio, de lujo.