Áncash: Danza y postres de papa en la Navidad de Huasta

El mundo se prepara para recibir la Navidad. En cada pueblo, ciudad o país se conservan diferentes tradiciones para celebrar el nacimiento del ser que llegó a este mundo para salvarnos del pecado, Jesucristo.

A unos ocho kilómetros del Chiquián, distrito capital de la provincia ancashina de Bolognesi, se ubica el distrito de Huasta. Ahí sus pobladores se preparan para festejar la Nochebuena con la danza de los negritos de Huasta y saborear los postres elaborados a base de papa, pues en este distrito se cultivan hasta 180 variedades del tubérculo.

La danza de los negritos de Huasta

La celebración de la Navidad se inicia el 23 de diciembre con la denominada salva y el baile de los negritos de Huasta por las principales calles de la ciudad y en las viviendas de las autoridades. La danza recrea la época de la esclavitud y en ella participan de cuatro a seis bailarines que llevan disfraces y una máscara de negritos.

También los acompañan el milisho o jefe, quien impone orden y vigila a los negritos. Él también lleva máscara y viste un traje galante. Además, está el marica, un personaje pintoresco representado por un varón disfrazado de mujer y elegantemente vestido. 

Los negritos de Huasta bailan al ritmo de los violines, saxos, clarinetes y trompetas del grupo folclórico que los acompaña desde el 23 al 26 de diciembre que concluye la celebración, en la cual los pobladores participan con mucha algarabía para adorar al Niño Dios.

Los potajes y postres navideños

No solo con el baile, los pobladores de Huasta esperan la llegada de la Navidad. El mismo 25 de diciembre en cada una de las casas acostumbran comer potajes como el caldo de fiesta, elaborado a base de verduras y carne de res o de ovino.

El locro de cuy también es infaltable en la mesa familiar. Este plato se prepara con papilla y carne de cuy frito debidamente aliñado, capaz de saciar el hambre de cualquier mortal.

Otra costumbre culinaria es la mazamorra de papa. Para elaborarla se ralla el tubérculo y se sancocha luego de haberlo separado del almidón, el cual se agrega casi al final para darle consistencia. El color oscuro del postre se obtiene de agregar chancaca, clavo de olor y canela.

El tocosh es una mazamorra ancestral que tiene un olor característico y es que para prepararla se entierra la papa en un pozo profundo con agua y se tapa con piedras por tres meses, según dicen los pobladores para que le dé consistencia.

Al cabo de ese tiempo, se retira la papa del pozo, se hace hervir con azúcar, clavo y canela en la tradicional olla de barro. Después de unos minutos queda lista para servir. 

Huasta y sus 180 variedades de papa

Los habitantes de este distrito preparan más de 25 potajes a base de papa y es que en sus 11 pueblos, principalmente, en los centros poblados Pomapata, Mahuay y Pocpa cultivan hasta 180 variedades de este tubérculo.

Así lo afirma el alcalde de la Municipalidad Distrital de Huasta, Arturo Valderrama Atanacio, quien precisa que las papas que se producen en estas tierras son nativas y orgánicas porque se cultivan con guano de ovino y no utilizan fertilizantes ni químicos.

Sin embargo, refiere que uno de los principales obstáculos para comercializar este producto en los mercados de los distritos y provincias de la costa y sierra ancashina, es la falta de carreteras.

Aunque la situación podría cambiar si se concreta la construcción de las vías Moshquipunta-Pomapata  y Quero-Mahuay, obras valorizadas en nueve millones de soles que gestiona ante el Gobierno Regional de Áncash.

“Estas carreteras nos ayudarían a sacar nuestros productos al mercado ancashino y también nacional. Solo así dejaremos de producir solo para nuestro consumo”, sostiene el burgomaestre quien agrega que en Huasta también se producen cereales, olluco, oca y mashua.

“La papa es un alimento nutritivo y rico en sus diferentes presentaciones. Tenemos papa para todos. Lo único que queremos son carreteras”, remarca el alcalde.

Por: Yanet Reyes

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