El arzobispo de Lima, Carlos Castillo, hizo este domingo un llamado a la paz en una misa en memoria de los 49 peruanos muertos en las protestas antigubernamentales y exhortó al pueblo a “abandonar el camino violento” y a “detectar a los que dan órdenes equivocadas, propagadoras de la muerte”.
El arzobispo de Lima, Carlos Castillo, afirmó este domingo que el pueblo clama por paz y rectificación de actos para terminar con la violencia que se ha desatado en diversas regiones del país desde diciembre pasado tras la asunción de Dina Boluarte como presidenta de la República luego del fallido golpe de Estado del expresidente Pedro Castillo y que a la fecha se ha cobrado la vida de 49 peruanos.
En una misa en la Catedral de Lima, en memoria de los fallecidos en las protestas, el monseñor dijo que las muertes de estos compatriotas deben unir a todos los peruanos en el dolor, en alusión a la polarización política de los últimos meses que ha devenido en un violento conflicto social.
"Hermanos y hermanas, este domingo que hemos concluido unas semanas muy dificiles en nuestra patria, queremos en el día de hoy dedicar esta misa a nuestros fallecidos [...] todos ellos son nuestros difuntos, no hay muerto ajeno, todos somos peruanos. Por esa razón, unidos al dolor de todos nuestros hermanos en distintas provincias y a nuestros hermanos de la Policía Nacional vamos hoy dia a rezar; rememorándolos, porque son hijos de Dios dignos que no podemos olvidar", dijo Castillo.
El arzobispo dijo al inicio de su homilía que aún "con el corazón consternado por esta injusticia" corresponde meditar "sobre lo que significa todo lo que está pasando". No obstante, aclaró que a la Iglesia le toca hacer "una reflexión fundamental, espiritual".
"Las investigaciones, las interpretaciones políticas, económicas y sociales, corresponden a otros ámbitos; nosotros no vamos ni a derecha ni izquierda, ni a centro, vamos al fondo. ¡Y esa es nuestra misión!, pero, desde el fondo, podemos hacer renacer, resucitar, todas las condiciones sociales, políticas, económicas, derechas, centros e izquierdas … todo puede perfeccionarse si se va al fondo de las cosas", manifestó.
El monseñor Castillo ofreció la misa ante seis paneles que portaban fotografias y nombres de los fallecidos, y antes del inicio de su homilía leyó los nombres de las 49 víctimas.
Abrir la iglesia al dolor del pueblo
El arzobispo se refirió a una foto que mostraba a una multitud en la plaza de armas de Juliaca junto a los féretros de 17 fallecidos durante las manifestaciones del pasado 9 de enero en esa ciudad puneña y señaló que la misa de este domingo se hace para compartir ese sufrimiento.
"Al ver la foto que nos llegó de Juliaca con la multitud y su hilera de féretros que fueron llevados al medio de la plaza, pero colocados frente a la iglesia mayor (aunque la Iglesia estaba cerrada), podemos comprender que algunas circunstancias hayan impedido abrirla, pero tenemos el deber, como Iglesia, de abrir nuestras iglesias a los dolores de nuestro pueblo, a su sensibilidad, a sus búsquedas, así como las abrimos también a sus alegrías", dijo.
"Por eso, esta misa no solamente lo hacemos como Iglesia de Lima, sino unidos a todas las iglesias nacionales y a los sufrientes con los cuales quisiéramos compartir su sufrimiento, familiares, hermanos policías, médicos y, sobre todo, la enorme cantidad de jóvenes que han sufrido la muerte", agregó.
Finalidades mezquinas
Castillo indicó que quienes perpetraron las muertes en las protestas "quizás escondían, en algunos casos, la intención de ganar algún poder, alguna posición polítiva, algún beneficio generado por el caos y de ganar a río revuelto".
"La pretensión de mezquindades y finalidades mezquinas que durante estos últimos años hemos denunciado por la ambición desmedida de poder y de dinero recubierta de ideologías para aprovecharse de la situación, poniendo el país en vilo solo para ganar sus objetivos, es el mal endémico que tenemos que superar", sentenció.
Asimismo, dijo que los que han disparado provocando muertes "quizás no sabían que mataban al Señor". En ese sentido, dijo que "si son 49 (muertes en las protestas), 49 veces han intentado matar al Señor Jesús, porque Jesús está en el rostro de cada víctima".
El monseñor Castillo agregó que "cada víctima representa también el rostro del Dios de los humillados, de los aniquilados, que en sus rostros dormidos pronuncian su palabra: ¡Paz!, palabra interpeladora, cuestionadora, que vuelve a los victimarios. Y, sobre cada uno de nosotros, esta pregunta: ¿Qué has hecho Caín?, ¿dónde está tu hermano?, ¿dónde está tu hermano Abel?".
"A esos hermanos que han matado y se mueven perdidos como alma en pena irradiando más muerte, les decimos y los llamamos con el corazón estremecido de dolor, que la sangre derramada no clama venganza, su sangre clama misericordia y paz, rectificación de comportamientos y conversión, para que termine esta tenebrosa y oscura espiral de violencia absurda e inaudita".
Modos pacíficos
Carlos Castillo aseguró también que existen modos pacíficos de resolver las principales demandas de la población que se han hecho presentes en las manifestaciones.
"Hay modos pacíficos de organizarnos para resolver las grandes demandas de cada región pobre del Perú. No necesitamos liquidar el Estado que tanto ha costado construir y al que actualmente se opusieron los intereses mezquinos y egoístas. El Estado peruano se formó a pulso con mártires fundadores de cada una de las instituciones y por eso están bien cimentadas", mencionó.
El sacerdote exhortó a perfeccionar "lo que hemos construido" y corregir "lo que se construyó mal" con tranquilidad, conciencia y reflexión.
Monseñor Castillo consideró que la tragedia ocurrida en las últimas semanas invita a los peruanos a abandonar el camino violento, a proceder con inteligencia, verdad y a detectar a los que dan órdenes o consignas equivocadas.
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