El homicida de la niña chimbotana pidió perdón a la sociedad, mientras su pareja sentimental invocó misericordia a su tía y madre de la fallecida menor.
Max Alexander Egúsquiza, el estudiante de medicina que secuestró y asesinó a la pequeña Tamara Soto en complicidad con su pareja sentimental y prima de la niña, Leslie Caballero, confesó que es drogadicto desde los 11 años y que al momento de cometer el horrendo crimen estaba bajo los efectos de estupefacientes.
"En el camino, cuando me llevaba a Tamara, consumí ocho "ketes" de pasta", dijo el homicida al dar su declaración a la Policía, ante la cual manifestó que las drogas enturbió su mente. "Me sentía confundido, sin saber qué hacer", indicó.
Ambos fueron trasladados este lunes al penal Cambio Puente bajo estrictas medidas de seguridad. Enfundados en chalecos antibalas y resguardados por varios agentes, los criminales fueron sacados por la parte posterior de la carceleta del Poder Judicial.
Previamente, los asesinos habían manifestado su arrepentimiento. "Merezco lo peor. A los jóvenes les digo no deben ir por el lado fácil. No sigan mi mal ejemplo. Antes de cometer errores piensen en sus padres, en el amor que sienten por ellos", expresó el universitario que asfixió a la niña de ocho años.
"Estoy arrepentida. No calculé la magnitud de los hechos. En realidad yo amé bastante a Tamara y no quería que le pase eso", agregó Leslie según detalla el diario Peru21.
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